Los quioscos y las tiendas de prensa de Barcelona y su Área Metropolitana arrastran una doble cruz desde hace 10 años. El llamada 'crisis del papel' y la crisis económica, sumadas, han supuesto el cierre en este tiempo de cerca del 50% de los puntos de venta que controla la Asociación profesional de Vendedores de Prensa de esta área.

Antes del cambio de siglo contaban casi a 800 asociados, hoy no pasan de los 400 y en los últimos tres años la bajada se ha vuelto "caída libre", lamenta el vicepresidente de la entidad, Máximo Frutos en declaraciones en la ACN.

Para sobrevivir, los vendedores que aguantan se encomiendan a productos alternativos como lotería, refrescos o accesorios de móvil. "Cosas que antes ni te planteabas", admite Frutos, pero que tampoco garantizan el futuro del negocio. El escenario, incierto, se agrava por "las condiciones económicas que marcan las distribuidoras y editoriales" a los nuevos inquilinos, cosa dificulta las opciones de relieve, en opinión de la asociación de vendedores.

La caída del consumo de prensa en papel en favor de Internet y los años de crisis económica han sido un cóctel muy nocivo para el negocio de quioscos y pequeñas tiendas de venta de prensa. Según la Asociación profesional de Vendedores de Prensa de Barcelona y Provincia (APVPBP), en los últimos diez años habrían cerrado casi el 50% de los puntos de venta asociados, y la situación podría ser similar en conjunto.

La sangría es mayor en las ciudades y pueblos del Área Metropolitana que no en Barcelona, puntualizan desde la asociación. En parte, y según la entidad, eso se explica porque los quioscos de la capital se benefician de los ingresos por la publicidad que lucen sus establecimientos.

Pero el problema de fondo, la bajada de las ventas, es común. De hecho, en Barcelona ciudad, antes del cambio de siglo había 440 quioscos censados y a día de hoy son 338, pero abiertos sólo 275, según calcula el APVPBP.

Con respecto a la asociación de vendedores de prensa en conjunto, en torno al año 2000 la entidad aglutinaba entre 700 y 800 asociados. Hoy no llegan a los 450, un poco más de la mitad de los cuales son quioscos y el resto tiendas de venta de prensa.

"La venta de diarios y revistas ha ido bajando poco a poco, pero en los últimos 3 años ha cogido impulso". De hecho, el vicepresidente de la asociación y propietario de una tienda de prensa en el barrio del Poblenou, Máximo Frutos, habla de "caída libre" y lo ilustra explicando que si hace 10 años la normalidad era vender "600 o 700 diarios" al día, ahora no llega a los 150 ejemplares "siendo muy optimista".

"Era un buen negocio"

Este "era un buen negocio", asegura al vendedor. "Esclavo, sí, porque se tiene que abrir cada día del año, pero tenía recompensa". La cosa ha cambiado bastante, y tanto los propietarios de tiendas como los quiosqueros ya hace años que se han visto obligados a "buscar productos alternativos" para no depender tanto del papel.

Refrescos, lotería, tabaco o accesorios de móvil son ya una imagen habitual en las estanterías del local de Frutos, y también de quioscos como lo que regenta Jordi Bastardes en la calle Escorial, en el barrio de Gracia de Barcelona.

Él empezó a trabajar hace 40 años, ayudando a su padre con tan sólo 14 años de edad, y es el responsable desde hace 27 años. El panorama es radicalmente diferente ahora, como ilustra el hecho de que entonces, los domingos, solía recibir 250 ejemplares de 'El Periódico' y 350 de 'La Vanguardia' "que volaban", y ahora recibe "25 de uno y 70 del otro".

Futuro incierto

Uno de los problemas que amenazan la supervivencia de este tipo de establecimientos es la falta de relieve, cuando los más veteranos deciden traspasar el negocio. De relieve "no ha "habido", opina el vicepresidente del APVPBP. Máximo Frutos apunta aquí hacia las condiciones "que imponen editoriales y distribuidoras" a los nuevos inquilinos.

"Incluso un punto de venta relativamente bueno que se traspase por jubilación quedará en unas condiciones peores", asegura. Según denuncia el representante de la asociación, el margen de beneficio que las distribuidoras y editoriales conceden a los vendedores es del 25% en el caso de las revistas y del 20% en prensa, pero baja hasta un 20% y un 20% más gastos de transporte por aquellos que empiezan de viejo nuevo.

"Este ya es un negocio poco agradecido de coger en aquets momentos, si encima lo agravamos forzando las condiciones, el quiosco -aunque veranee en un buen lugar- no se traspasará", advierte Frutos. "A la larga, eso los perjudicará a ellos tanto como a nosotros".