Cristóbal López Romero, nacido en Almería el 19 de mayo de 1952, es hoy uno de los cardenales más reconocidos de la Iglesia católica, con una trayectoria que combina sus raíces en Catalunya con una extensa experiencia internacional. Aunque hace décadas que vive y trabaja en el extranjero, cuando era un niño su familia se trasladó a Badalona, donde creció en el barrio de Sant Crist. Estudió en los salesianos, congregación a la cual acabaría dedicando su vida, e hizo la profesión perpetua en 1974. Recibió su formación académica en Catalunya, donde se licenció en Periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona y cursó estudios de teología en el seminario salesiano de Barcelona, ciudad donde también fue ordenado sacerdote. Además, López Romero vivió durante más de una década a la comunidad salesiana de La Verneda, en Barcelona, donde trabajó con jóvenes y con la comunidad gitana, una experiencia que define su vocación social y pastoral. Este bagaje catalán no solo le ha dejado un profundo conocimiento de la realidad social y cultural del país, sino que también le ha permitido mantener el catalán como lengua habitual, hecho que lo hace muy conocido y apreciado en los círculos eclesiásticos catalanes. Además, ha vuelto en varias ocasiones en Catalunya para participar en acontecimientos y mantener el contacto con su tierra de adopción.
La trayectoria internacional de Cristóbal López tiene tres nombres: Paraguay, Marruecos y Bolivia y empezó en 1984, cuando pidió ser enviado a misiones y se marchó al Paraguay. Allí pasó casi dos décadas y asumió responsabilidades importantes como provincial de los salesianos, presidente de la conferencia de religiosos y asesor del Ministerio de Educación, además de fundar la Asociación de Comunicadores Católicos del país. Posteriormente, trabajó en Bolivia y en Marruecos, donde desde el 2017 es arzobispo de Rabat y, desde 2019, cardenal nombrado por el papa Francisco. Ahora, Cristóbal López Romero, de 72 años, podría ser elegido papa, aunque él ha negado públicamente cualquier tipo de voluntad.
46 años de servicio, tres continentes
Nacido en Almería y criado en Badalona, Cristóbal López Romero lleva más de cuatro décadas dedicadas al servicio sacerdotal y misionero, con una trayectoria que lo ha llevado a vivir y trabajar en tres continentes. Ordenado sacerdote en 1979 en Barcelona, empezó su tarea pastoral en Catalunya, donde vivió y trabajó con jóvenes y comunidades vulnerables y desfavorecidas. En 1984 pidió ser enviado a misiones y se marchó al Paraguay, donde pasó 18 años dejando una huella profunda en el ámbito educativo y social del país. Después de su largo periodo en Sudamérica, López Romero fue destinado a Marruecos, donde entre 2003 y 2010 dirigió la comunidad salesiana y un centro de formación profesional en Kenitra, cerca de Rabat. Posteriormente, entre 2011 y 2014, fue provincial salesiano de Bolivia, donde ejerció su tarea habitual vinculada a la supervisión de escuelas, centros de formación profesional y proyectos sociales destinados a niños y jóvenes en situación vulnerable. Entre 2014 y 2017 volvió a España para ocupar el cargo de provincial de la Inspectoria María Auxiliadora, con sede en Sevilla, y en este cargo dirigió y coordinó la actividad salesiana en buena parte del sur de España ―incluida Catalunya. Finalmente, en 2017, el papa Francisco lo nombró arzobispo de Rabat y, en 2019, cardenal, integrándolo así en la exclusiva lista de electores del papa.
Conocido por su compromiso con el diálogo interreligioso y la defensa de los más desfavorecidos, López Romero ha cruzado continentes siguiendo la línea progresista y social del papa Francisco, a quien considera un modelo y amigo. Además, a pesar de su proyección internacional, el cardenal mantiene un fuerte vínculo con España y con Catalunya. Cristóbal López Romero es, en definitiva, un cardenal que lleva encima una doble nacionalidad ―e identidad― y tiene unas raíces catalanas que todavía hoy son visibles en su manera de ser y en su lengua.