Quedan solo dos días para que empiecen las Proves d'Accés a la Universitat (PAU) del 2025, los exámenes que determinarán qué estudiarán el próximo año los 44.238 alumnos catalanes que se presentan este año. Este es el primer curso en el cual entra en vigor la nueva selectividad, producto de la ley educativa LOMLOE. Los nuevos exámenes, como se ha avisado desde que se empezaron a perfilar en octubre del año pasado, serán de carácter más competencial y menos memorísticos, de manera que los alumnos tendrán que demostrar habilidades como la capacidad argumentativa, el pensamiento crítico o la relación de conceptos preguntas más abiertas y más contextualizadas en situaciones del mundo real. También, como novedad, ya no habrá más de un modelo de examen para que el estudiante pueda escoger y todos harán el mismo.
Profesores de materias de lengua, ciencias naturales y ciencias sociales, así como directores de institutos y jefes de estudios de bachillerato de varias localidades catalanas han expresado en conversación con El Nacional su malestar por como ha ido este año de transición hacia la nueva selectividad, que han visto demasiado "precipitado". También lamentan que han ido con el agua al cuello para impartir un temario más extenso en el tiempo limitado de 2.º de Bachillerato —de hecho, muchos han seguido dando clase viendo contenido nuevo que entra a las PAU la semana de antes de hacerlas—. Y reprochan al Govern de la Generalitat que se han sentido desamparados porque no han tenido suficientes modelos de cómo será la nueva prueba, por lo que han tenido que improvisar y tejer red entre docentes para ayudarse mutuamente compartiendo ideas y materiales. Además, los modelos llegaron ya con el curso empezado.
"Hasta finales de octubre no sabíamos por dónde tiraría el modelo y encima nos comunicaron que ampliaban mucho más el contenido del currículum, que ya era lo bastante largo otros cursos", lamenta Yolanda Cárdenas, directora del instituto público Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca, quien cree que ha sido todo demasiado "precipitado". Cárdenas admite que ve "nervios e incertidumbre" entre sus alumnos porque no saben exactamente qué se encontrarán de nuevo por mucho que lo hayan preparado en clase "con las pocas pautas que tenemos". Una sensación de "miedo" entre el alumnado que comparte la jefa de estudios y profesora de lengua del instituto concertado La Mercè de Martorell, Saira Álvarez, al no saber "por dónde saldrán ni a qué se enfrentan". Con el "único modelo" que les han dado, los centros han trabajado el miedo a la página en blanco, respuestas estándar introductorias, el pensamiento crítico o la argumentación, explica Cárdenas. "Los preparamos para una cosa que tú ni siquiera sabes como es", lamenta por su parte Álvarez, que señala que la selectividad del año pasado "no tiene nada que ver con la de este". Para eso, explican, desde que tuvieron las primeras pautas del nuevo modelo en octubre, centenares de profesores se han organizado por materias en grupos de Telegram y WhatsApp para ayudarse mutuamente compartiendo materiales.
"Nos lo han cambiado con la partida ya empezada y nos ha desbordado", añade Cristina Sans, coordinadora del bachillerato y profesora de catalán al mismo centro santandreuenc. La docente valora que el Departament va a un ritmo muy rápido porque tiene que aplicar políticas y que se vean resultados ya, pero avisa de que la "educación necesita cambios muy lentos" y que "los cambios de un año para el otro o con el curso empezado nos explotan en la cara". Lo mismo piensa Álvarez, que cree que los cambios se tendrían que hacer "de manera progresiva" y no una vez ya empezado el curso, cuando "prácticamente ya has acabado el primer trimestre". "El Departament propone sin comprobar absolutamente nada, sin valorar si está preparado el alumnado o el profesorado, y después nosotros en el aula nos tenemos que poner las pilas", critica la jefa de estudios, que señala que "ellos están en un despacho y nosotros día a día en el aula" y, por eso, pide que antes de implementar nada pregunten en los centros y traten de llegar a un consenso. Laia Ramos, profesora de inglés del instituto Can Pixauet de Santa Coloma, si bien celebra que ahora todo sea más competencial, receta para la próxima vez que se hagan cambios estructurales que se implementen con una previsión de dos años, porque la promoción que hará ahora los nuevos exámenes, dice, trabajó el primero de bachillerato todavía con el modelo antiguo y con un material que no será el que encontrarán en las PAU. "Los alumnos han tenido seis o siete meses para habituarse a la prueba, aquí está la injusticia", sentencia la docente.
Un temario más extenso: "No hay tiempo material"
Con todo, es cierto que el 'shock' por el cambio de modelo no se ha notado de la misma manera en todas las asignaturas. Eva Corrons, profesora de física en un centro de máxima complejidad en el barrio del Poble-Sec de Barcelona, señala su materia se aprende resolviendo problemas, y que ya hace años que el examen de sleectividad es muy competencial y poco memorístico, de manera que no se ha notado tanta diferencia. Lo que ha cambiado, explica, es que entran nuevos contenidos. Una cosa que también ha advertido Xavi Lindes, profesor de filosofía del instituto Can Pixauet de Santa Coloma de Gramenet, quien cree que las pruebas de su materia no han cambiado tanto más allá de incidir en que se pongan en la piel de los autores para argumenten qué dirían sobre situaciones de la actualidad, cosa que ha trabajado con juegos de debate en clase. Eso sí, avisa de que ha sido complicado encontrar en catalán los textos de la nueva filósofa que entra por primera vez a las PAU, Martha Nussbaum, y que no se les ha facilitado.
De hecho, la ampliación del temario que entra en la selectividad es uno de los temas candentes de las novedades de este año. Cárdenas, que también es profesora de historia del arte en el centro que dirige, explica que ella y otros docentes a principios de la semana precedente a las PAU todavía no habían podido acabar el temario porque se han incorporado nuevas obras. "Antes jugábamos con que podrían escoger. Hacíamos la materia entera, pero sabías en qué profundizar, en las épocas que se tenían que presentar. Ahora no, se tiene que hacer absolutamente a pesar de no tener tiempo material", explica. Ahora, dice, de su materia se presentan muy pocos alumnos a las PAU por la extensión del contenido. "Que no haya distintas opciones de modelo de examen tampoco no ayuda a los alumnos en una prueba que les vendrá de nuevo", añade. Laia Ramos, profesora de inglés en un instituto de Santa Coloma, advierte que ve a sus alumnos "agotados" después de un curso que es "mucho temario y en un tiempo muy comprimido" y dice que "cada año" pasa lo mismo.
Por su parte, Sans lamenta que no se acotó el periodo de historia de la literatura que tenían que trabajar, por lo que ahora "les puede entrar cualquier autor y cualquier obra desde finales del siglo XIX hasta el XXI", un temario que con solo dos horas a la semana es "inalcanzable". También lo ejemplariza con el hecho de que solo se ha dicho que entran "los tópicos literarios básicos", sin especificar, y por eso pide a Universitats más concreción. Lo mismo ha advertido Álvarez quien avisa de que hay contenidos que "es inviable" trabajar con este calendario, y más cuando "la lectura tampoco es el principal hobby de los estudiantes y la comprensión lectora los cuesta". Corrons, por su parte, se encuentra en la misma situación y todavía sigue impartiendo temario nuevo la semana antes de las PAU: "El temario de física es muy extenso, no hay suficiente tiempo y es imposible explicarlo bien. Si quieren que sea realmente competencial y contextualizado, hace falta más tiempo para hacer prácticas". Además, Corrons avisa de que el Treball de Recerca, una particularidad catalana, quita mucho tiempo a los alumnos y les "angustia". En suma, la docente pide "diálogo" a la Generalitat, que se coordinen Educació i Universitats, y que escuchen los docentes y a la plataforma Ciències en Perill.
¿Caerán en picado las notas?
La preocupación latente en la educación catalana es si este nuevo modelo más competencial, al cual los alumnos no están acostumbrados y que puede ser más complicado, podría suponer este primer año un golpe de realidad con una bajada general de notas. Con respecto a su materia, Cárdenas avisa sobre se ha introducido toda una vertiente de sociología del arte que es propia de la carrera universitaria, para lo que "tienen que desarrollar un pensamiento crítico, tener un bagaje, que es imposible que tengan". "Hay mucha falta de coordinación entre las personas que elaboran los exámenes, los coordinadores de las PAU, con los que pisan las aulas del bachillerato", apunta a la directora, que insta a hacer una reflexión sobre "si lo que queremos exclusivamente es esta capacitación" cuando desarrollarla requiere "una base más amplia de contenidos y saberes" que todavía les falta y tienen que trabajar.
Con todo, Cárdenas no prevé una bajada general de notas: "Ellos serán los primeros interesados en qué no sea así, porque demostraría un fracaso fragante". Por su parte, Álvarez cree que el nuevo modelo "es difícil" y que los alumnos no están acostumbrados en la competencialidad, pero no lo ve tan complicado que no puedan salir adelante y valora positivamente que se les haga razonar y no solo vomitar contenido memorizado. Con todo, admite que se comenta entre las aulas que la competencialidad "seguro hará bajar la media de prácticamente todo". "Ya lo veremos", sentencia. Eso piensa Ramos, que prevé una "bajada asegurada" porque "la comprensión lectora los cuesta y no es lo mismo tener que escoger entre cuatro opciones cerradas que contestar preguntas abiertas". "Es más complicado, pienso que se verá reflejado en la nota media de Catalunya", concluye.
La docente de inglés también advierte que habrá diferencias y "un agravio comparativo" entre los centros de alumnado complejo como el suyo y el de otras zonas más acomodadas, porque unos han podido estudiar en academias o tienen unos entornos más favorables en casa. "Necesitamos recursos para garantizar la equidad, para bajar ratios, porque no vienen de igualdad de condiciones, pero lo que al final cuenta es la nota del examen, y eso entra en el presupuesto", avisa. De hecho, en este sentido, Corrons cree que si caen las notas no será necesariamente por el cambio de modelo, sino porque advierte una bajada de nivel general en los últimos años, cosa que ha visto especialmente en su centro de alta complejidad. "Cada vez se es más exigente, mientras que los alumnos llegan menos preparados (...) quizás por la pandemia, el cambio de leyes, la manera de trabajar por proyectos y grupos y una mayor permisividad en la ESO", avisa, una cuestión muy debatida actualmente en la educación catalana. "Los cuesta mucho pensar y razonar", sentencia la profesora de física. Precisamente, lo que les pedirán a las PAU de este año.
Sobre esto, desde el Departament d'Universitats, la coordinadora de las PAU, Pilar Gómez, ha admitido este miércoles en declaraciones a los medios que siempre hay algún cambio los resultados se pueden "resentir", pero deja la cuestión en el aire y que insta a dejar que pasen las pruebas para verlo. En todo caso, prevé que si lo hace, sea cosa de "décimas". Además, asevera que si el examen es más difícil y las notas bajan, esto pasará de manera igual "para todos". "No hay privilegiados, si se ordenan los estudiantes, siempre habrá unos que están arriba y otros abajo en notas", ha argumentado. Gómez también ha apuntado que con las notas siempre hay tendencias por épocas, como cuando subieron cuando se introdujo la opocionalidad de modelos, pero asevera que esto no son "cambios bruscos" y descarta que ahora se caiga a un 45% de aprobados: "¡Nos suicidaríamos todos!".