Hay nervios y muchas horas de estudio en las aulas de bachillerato de toda Catalunya en estos últimos días antes de las Proves d'Accés a la Universitat (PAU) del 2025, los exámenes que determinarán qué estudiarán el próximo año los 44.238 alumnos catalanes que se presentan este año. Se trata, además, del primer curso que se enfrenta al nuevo modelo de pruebas de selectividad, que pedirán habilidades más competenciales para demostrar pensamiento crítico, capacidad de argumentación y de relacionar conceptos, y no tan basado a volcar contenido memorizado. También cambia que ya no habrá opcionalidad para escoger modelo de examen. Eso suma una vuelta más de incertidumbre a los estudiantes, que lamentan haberse encontrado el cambio en medio de su bachillerato o que los primeros modelos de ejemplo llegaran con el curso ya bien empezado.

La selectividad es el 11, 12 y 13 de junio y ahora profesores y alumnos se encuentran en la recta final. Estos últimos días las dinámicas son variadas: el curso ya ha acabado y ya tienen las notas del bachillerato, pero muchos todavía no han llegado a trabajar todo el temario previsto para el curso, contenido que entra en la selectividad y que cada vez es más extenso. Así, algunos tienen que seguir yendo a clase por la mañana, mientras aprovechan los ratos libres y la tarde para estudiar, en casa o en la biblioteca. En los centros están ofreciendo también clases de preparación de asistencia voluntaria, donde repasan los contenidos del curso, resuelven dudas y hacen más ejercicios como los que se encontrarán a los alumnos el miércoles.

"Estamos todos cagados", exclama con sentido del humor Xavi, estudiante de bachillerato científico en Caldes de Montbui, en conversación con El Nacional. Él quiere estudiar psicología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), porque le gustan las ciencias y al mismo tiempo la vertiente social que tiene este campo. Aunque lleva una buena media de bachillerato, admite que siente "ansiedad, muchos nervios" para tener que demostrar en tres días lo que ha aprendido en dos años y por si no le da la nota por los estudios que quiere. De los nuevos tipos de exámenes, lo que más "miedo" le da es la falta de opcionalidad y, de hecho, cree que eso hará que las notas bajen en general.

Mariona, que ha hecho el social en el Institut Joan Miró de Cornellà, quiere estudiar criminología y tiene muy claro que quiere opositar a los Mossos d'Esquadra después. Las notas de corte no suelen ser muy altas, dice, y cree que es "asequible" con su nota de bachillerato y una PAU "normalilla". Aun así, explica que estos días son muy "estresantes" y que le está afectando en la tensión y a la hora de dormir: "Nos jugamos mucho en estos exámenes", añade. Sobre las nuevas pruebas, lamenta que solo han tenido un par de modelos de cómo serán, cosa que también han denunciado los docentes a lo largo del curso.

Quien está pasando también por "montaña rusa de emociones" es Judit, que viene de estudiar un ciclo superior de documentación sanitaria en Mollet del Vallès. Después de un primer intento de la selectividad que no salió muy bien, ahora se está preparando la asignatura optativa de Química en una academia, para un segundo intento viniendo desde el ciclo. Su objetivo es estudiar enfermería, como su madre. Lo tiene claro y no contempla un plan b. "Tengo mucha vocación", explica. La nota de corte fue el año pasado de un 10 sobre 14: "Hay días que siento que llego y días malos que pienso que no estoy avanzando", admite. Si no llega, probará a la universidad concertada o volverá a presentarse el próximo año. Con todo, una brizna de optimismo: no se le da bien memorizar y cree que los nuevos ejercicios más competenciales pueden jugar en su favor.

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Este miércoles empieza la selectividad 2025 / Foto: Montse Giralt

Un curso "caótico" por el cambio "muy repentino"

Otros alumnos, en cambio, llevan bien los nervios. Naiara, que ha cursado el social La Mercè de Martorell, es "optimista". Quiere estudiar a un doble grado de derecho y criminología y necesita entre un 10 y un 11, pero confía en la buena nota que ya lleva de bachillerato y que la selectividad solo sea "un resumen" de lo que ya ha trabajado bien durante el año. Afirma que se lo está preparando bien con resúmenes, ejercicios y refuerzo de lo que lleva más flojo en las clases de repaso. Sin embargo, no puede evitar un poco de incertidumbre por el modelo nuevo, porque cree que ella ha crecido en un sistema educativo mucho más centrado en la memorización y cree que no están tan acostumbrados en el más competencial más allá de materias como las matemáticas.

Un caso similar es el de Milesia, del Institut Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca, que quiere estudiar bellas artes o diseño y afirma estar "confiada" en que llegará a la nota. "No sufro, estamos bien preparados", dice también Sergio, del mismo instituto, que quiere estudiar ingeniería civil y no contempla un plan b. Los dos creen que han trabajado bien ejercicios del nuevo estilo más competencial y ya saben qué hacer, pero recuerdan que se manifestaron en octubre porque todavía no tenían modelos de prueba. Con todo, ella valora que si el nivel es más complicado y pasa factura, lo notarán todos y, por lo tanto, las notas de corte se ajustarán.

Laia y Gabriela, que han estudiado al científico en la Escola Súnion de Sant Gervasi, (Barcelona), quieren hacer un grado de 'Transformal leadership and social impact' en ESADE y Medicina en la UB, respectivamente. Admiten que los nervios están porque la que sacarán "es una nota importante", pero dicen que tendrían que estar más estresadas de cómo lo están: "Hemos llegado a un punto de saturación que hemos dicho, 'lo que sea, será'", añaden con resignación. También lamentan que con el cambio de modelo el temario que entraba finalmente "no estaba muy claro" y que al no tener los profesores los modelos de prueba hasta noviembre, no lo han podido preparar como querrían. Piensan, de hecho, que el cambio ha sido "muy repentino" y que por eso el curso ha estado "caótico". Lo que más miedo les da, las matemáticas, porque el año pasado "suspendió media Catalunya".

Max, que ha acabado el tecnológico en el Instituto Arnau Cadell de Sant Cugat, quiere estudiar ingeniería de diseño industrial porque siempre le ha gustado saber "como funcionan las cosas" y ha ayudado mucho a su padre a hacer mobiliario con madera. De hecho, para su Treball de Recerca diseñó un robot. Él afirma que estará más nervioso el día de antes de empezar las PAU que no ahora, si bien admite que tiene cierta inseguridad: "El curso ha ido bien, pero es difícil recordarlo todo, estoy yendo lento, queda poco y se me echa encima". Con respecto al nuevo modelo de examen, no está demasiado preocupado: está haciendo exámenes de años anteriores para probarse y cree que no ha cambiado tanto, siempre se ha tenido que razonar, una opinión que comparte Gabriela.

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Los temidos exámenes de selectividad / Foto: Montse Giralt

No hay un método mágico para todo el mundo

Para estudiar, cada uno tiene sus métodos, y también trata de seguir los consejos que se los dan a los profesores. Jaume, que ha hecho el social a la Escola Industrial de Sabadell, quiere estudiar Relaciones Laborales y afirma que la clave ha sido no dejar las cosas hasta el final y estudiar desde el primer día. A Max ya le han dicho en el instituto que hagan el "último esfuerzo" y se levanten cada día a las 8 de la mañana y estudien al menos unas tres horas. Naiara está haciendo muchos exámenes de años anteriores. Como Xavi, que admite que el 'modelo Pomodoro' no le funciona y que él tiene que estudiar de una tacada, aunque avisa de que cada persona es un mundo. En cuanto a Max, le ha pedido al ChatGPT un cuadrante con horarios para estudiar y lo está siguiendo. Por su parte, la Milesia avisa de que ya les han dicho que tienen que dormir bien estos días y no sacrificar las horas de sueño para estudiar, mientras que Sergio añade que en el último momento no se puede aprender nada nuevo, porque no hay tiempo para digerirlo, y que ahora es momento de repasar lo que se ha hecho durante todo el curso. ¿Y con los nervios? El consejo que le han dado a Laia es que eso solo es un examen y que no pasa nada si fallan, podrán volver a internar-lo.

La ilusión por ir a la universidad

Lo que sí que es común en todos es la ilusión por ir a la universidad una vez pasado el mal trago de la selectividad. Xavi, que cree que el bachillerato no es "muy agradable", ve en la universidad un mayor "sentimiento de libertad", una percepción que también ve Max en su hermano mayor universitario. Le ve "contento" y él también lo quiere experimentar. Jaume espera con ganas esta "nueva etapa" después de seis años en el instituto y tiene ganas de "conocer gente nueva" y aprender cosas que le interesan más. Gabriela también tiene muchas expectativas, para poder estudiar "cosas que te gustan más, más especializadas". A algunas amigas de Mariona les da "pánico" pensar en la vida universitaria, dice, pero ella tiene muchas ganas y lo ve como "un reto". Naiara es de las que sienten incertidumbre por el cambio de etapa, porque hace muchos años que está en el mismo instituto. Y Milesia y Sergio tienen tantas ganas que ya han visitado por su cuenta varias universidades que han hecho puertas abiertas. Un último esfuerzo, tres días y un puñado de exámenes, y ya estarán allí.

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La Plaça Cívica de la Universitat Autònoma de Barcelona / ACN