Hoy día, empezaría a ser noticia conocer a personas que no hayan subido nunca a un avión, sobre todo, si nos fijamos en las nuevas generaciones. Quién más quién menos, se ha encontrado sentado en aquellos asientos minúsculos y ha vivido la experiencia de estar un tiempo rodando por pista hasta notar aquella sensación de despegue mientras se escucha música, se lee algún libro, se duerme o se mira por la ventana. Un momento, el del despegue, que dura menos de un minuto y que, en este pequeño periodo de tiempo, se tienen que cumplir una serie de factores por conseguir que un aparato que puede llegar a pesar entre 80 y 150 toneladas -peso que varía según el modelo-, consiga suficiente fuerza para levantarse y volar por los aires. Por eso, hoy buscamos resolver la pregunta que nos habremos podido hacer todos cuando nos hemos encontrado en esta situación; ¿cómo se consigue elevar un avión en menos de un minuto? Para buscar la respuesta hemos ido hasta Reus, en el primer centro de formación del estado en pilotos de avión; el Centro de Estudios Superior de Aviación (CESDA).


"Para elevar un avión -una aeronave más pesada que el aire-, necesitamos rodar a una velocidad que dependerá del peso del mismo aparato y que se acostumbra a situarse en torno a los 200-250 km/h", explica Enrique Saavedra, ingeniero mecánico, piloto de avión y profesor de CESDA. El mismo piloto apunta que para llegar a alcanzar esta velocidad, "es importante tener en cuenta la potencia que nos pueden dar los motores o turbinas, la mayoría de los cuales tienen dos, una en cada ala -excepto el Airbus 380 o el Boing 747, que necesitan un total de cuatro por su elevado peso, que se encuentra en torno a las 500 toneladas-". Así pues, en función del peso del avión, se adquiere cierta velocidad por los motores que lo conforman y gracias a la superficie alar, que permite la circulación del aire -que se busca que siempre venga de cara-, generando una fuerza de sustentación que hará que se pueda llevar a cabo el despegue. "Una superficie alar que también tiene que ser proporcional al peso del avión".

¿Qué es más peligroso, el aterrizaje o el despegue?

Preguntándole al experto qué momento es el más delicado respecto a un vuelo, Saavedra dice que es el aterrizaje; "la fase más sensible y compleja por un piloto es el aterrizaje, porque las velocidades son bajas y el avión sigue necesitando hacer una sustentación controlada hasta llegar a tocar tierra". Un procedimiento delicado donde hay que controlar el planeo o aproximación del aparato, regulando la velocidad y la pérdida controlada de altitud hasta llegar a la pista.

Enrique Saavedra (1)

Enrique Saavedra en un momento de la entrevista

De las bicis a los aviones: el primer aparato que voló

Remontémonos 119 años atrás. Era el 17 de diciembre de 1903 cuando los hermanos Wilbur y Orville Wright, conseguían hacer historia levantando por primera vez un aparato con motor más pesado que el aire. En unos inicios, en los alrededores de 1892, en un pequeño pueblo de Ohio (EE.UU.), estos dos hermanos tenían una tienda de bicicletas donde llegaron a comercializar sus propios modelos. La experiencia y los conocimientos que adquirieron, los utilizaron años más tarde, para aplicarlos al diseño de construir y crear una máquina que permitiera desplazar a las personas por el aire; aconseguir volar. Una idea alocada en aquel tiempo que, después de unos años de trabajo, dio lugar al Wright Flyer I, el primer aparato en volar gracias al motor de cuatro cilindros que diseñaron los hermanos con una potencia de 12 CV. Complementaba la estructura, madera de abeto y fresno con unas alas de tela de muselina.

Wright Flyer CC

Invento de los hermanos Wrigh; Wright Flyer / Foto: CC

Después de unos intentos fallidos, el primer vuelo por parte del pequeño de los hermanos Wright, Orville, duró solo 12 segundos y recurrió una distancia total de 36 metros. Un precedente por la industria aeronáutica que tuvo lugar el siglo XX. Dos años más tarde, el 5 de octubre de 1905, se consiguió que su invento aguantara en el aire casi 40 minutos e hiciera más de 35 kilómetros, todo un hito para la historia del sector aeronáutico y de los grandes descubrimientos de humanidad.