Hace unos años, cuando íbamos al bar a hacer el café difícilmente encontrábamos una leche que no fuera la de vaca entera. Ahora, la mayoría de establecimientos ya ofrecen mil y una opciones, desde la de avena, la de soja o la de almendra hasta la sin lactosa. Lo mismo pasa con las cartas de los restaurantes, que han tenido que adaptarse a las nuevas tendencias y añadir platos por veganos y vegetarianos y han ampliado la oferta para celíacos. Eso no está más que un reflejo de los cambios alimentarios que se están produciendo en nuestra sociedad, donde cada vez hay más conciencia nutricional.

 

El gluten y la lactosa son un ejemplo. En los últimos años cada vez son más las personas que han decidido excluirles de su dieta para tener fama de "indigestos". El último estudio de la Academia Española de Nutrición calcula que actualmente el 25% de la población ya no consume lactosa, mientras que un 8% ha eliminado el gluten. También se han extendido las dietas flexitarianas que minimizan la ingesta de carne (7%), las vegetarianas (4%) y los veganos (0,8%).

Si dejamos de lado los motivos ideológicos y nos basamos en aquellas personas que cambian los hábitos alimentarios por salud, los expertos avisan de que entre el 60% y el 70% de los casos no son justificados y alertan del peligro de hacer dietas libremente del punto de vista científico. Y es que la mitad de encuestados en el estudio reconoce que se ha autoprescrito la dieta. En general, suelen ser mujeres y la población de mediana edad, los colectivos que se preocupan más por la alimentación.

¿Por qué cambian los hábitos los alimentarios?

El estudio apunta que la mayoría de cambios vienen derivados de la reflexión personal. Quienes cambian los hábitos a causa de problemas o enfermedades sí que suelen hacerlo con un acompañamiento médico, pero los que lo hacen por decisión propia no se asesoran. La influencia de la familia y los medios de comunicación son los principales motivos para tomar la decisión.

Los alimentos que han adquirido peor fama son, el aceite de palma, las grasas hidrogenadas o trans, los aditivos, las bebidas edulcoradas y azucaradas, las galetes,la bollería y los dulces. En este sentido, desde la Academia Española de Nutrición apuntan que haría falta más educación alimentaria para explicar mejor la función de los alimentos. Y ponen como ejemplo los aditivos, que aseguran que son ingredientes autorizados por la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA) que están rigurosamente analizados y que son necesarios la seguridad de los alimentos. Así pues, con los datos del estudio sobre la mesa, los nutricionistas instan la población a hacer dietas equilibradas con nutrientes indispensables y al lado de profesionales.