El gobierno español no sancionará a los 11 pasajeros de un avión de Vueling que protestaron en contra de la deportación de un ciudadano senegalés a Dakar. Como consecuencia de oponerse, los pasajeros fueron obligados a quedarse en tierra y el vuelo se elevó con el resto de viajeros, incluido el ciudadano del Senegal, con retraso.

Los pasajeros se han quejado de que ellos hayan sido los afectados, pero que la negativa era mayoritaria entre los pasajeros del vuelo entre Barcelona y Dakar, ya que al escuchar los gritos del pasajero esposado, la mayoría se solidarizaron con la causa.

Fuentes del gobierno español han confirmado a Catalunya Radio que no se tomarán medidas contra ellos y el delegado del gobierno español en Catalunya, Enric Millo, ha explicado cuál es la posición de Vueling sobre los hechos: "Yo he hablado con Vueling y me dicen que ellos no tienen ningún interés en denunciar a nadie y que actuaron de acuerdo con la ley, impidiendo que estuvieran a bordo personas que, con su comportamiento, estaban poniendo en cuestión o en riesgo la seguridad del vuelo."

Los pasajeros que no pudieron volar, consideran que la decisión de Vueling de no dejarlos volar fue desproporcionada.

Antecedentes

Más de 55 entidades sociales exigieron ayer a Vueling y a las autoridades que no se abrieran expediente a once pasajeros. El abogado del Centro para la Defensa de los Derechos Humanos, Andrés García Berrio, que asesora legalmente a los pasajeros, pidió "que no se abra causa de ningún tipo contra estas personas" y solicitó explicaciones a la compañía aérea los motivos por los que impidieron volar estas once personas.

Según el testimonio de uno de los pasajeros, Mikel Basarte, la persona que estaba siendo vuelta a su país de origen estaba en la parte trasera del avión, "atada de manos y custodiada por dos agentes con guantes", cuando empezar a hacer "gritos desesperados", que llamaron la atención del resto de viajeros.

"Vueling no nos informó que viajaríamos con personas que estaban siendo deportadas contra su voluntad. No hubo comunicación de ningún tipo por parte de la compañía. Los pasajeros únicamente nos pusimos derechos para intentar comprender qué estaba pasando", aseguró Basarte.

Fuentes policiales informaron que el piloto al mando, al ver que la situación no se normalizaba, pidió asistencia a la Guardia Civil, que procedió a desembarcar todos los pasajeros del vuelo.

Basarte señaló que, durante el desembarco, agentes de la policía separaron seis de los pasajeros para identificarlos, pues consideraban que habían protagonizado la protesta, y luego, cuando se volvió a embarcar la aeronave, identificaron cinco más, y también se les impidió subir al avión.