Jose Manuel R. empezó a abusar de su hija cuando tenía 5 años. Los dos vivían en el domicilio familiar junto con la madre de la menor y su hermana y el hombre aprovechaba la noche cuando todo el mundo dormía para colarse en la habitación de la pequeña y hacerle tocamientos. Esta situación se produjo casi diariamente durante cerca de nueve años hasta que la víctima decidió romper el silencio. El fiscal pide 12 años de prisión para el padre.

Los padres llevaban cinco años juntos cuando nació la menor. Hasta su divorcio en 2006, la familia había vivido siempre en el piso familiar y allí empezaron los tocamientos. Su padre esperaba a que fuera de noche para entrar en la habitación de la pequeña y abusar de ella. El hombre le practicaba sexo oral y obligaba a la víctima a tocarle los genitales a él también, aprovechándose de la diferencia de edad y de su condición de progenitor, según la fiscalía.

Virgen

Después de catorce años juntos, la pareja se separó y la hija alternaba la convivencia con su madre y su padre, con quien coincidía uno de cada dos fines de semana. El acusado se mudó a Barcelona y allí también continuaron los abusos. En una de estas visitas —cuando la menor tenía 11 años— el hombre consiguió penetrarla vaginalmente, después de haberlo intentado en dos ocasiones anteriores. La víctima comprobó inmediatamente entonces que tenía manchada de sangre su ropa interior.

En otro de los fines de semana que pasó a la denunciante con su padre, este la despertó a medianoche y le obligó a ver una película mientras él se masturbaba delante suyo. El argumento del filme giraba entorno a una hija que tiene relaciones sexuales con su progenitor.

Exhibicionismo

El último episodio se produjo durante unas vacaciones de quince días con el acusado y su nueva pareja en Aguadulce (Almería). Sobre el 22 o 23 de agosto del 2011, el hombre salió desnudo al balcón donde se encontraba la hija y empezó a hablarle de sexo. "Va, si me tocas te doy 20 euros", le dijo su padre. Ella se negó, entró dentro del piso y se sentó en el sofá del comedor. El denunciado continuó con su propósito y con el fin de llamar la atención de la joven empezó a masturbarse. "Va, mírame", bramaba el hombre desde el balcón.

La fiscalía pide para el padre de la víctima una pena de 12 años de prisión por un delito continuado de abuso sexual y dos delitos de exhibicionismo.