España ha comenzado a aplicar un nuevo límite de velocidad en determinados tramos de autopistas y autovías: de los 120 km/h habituales se pasa a 100 km/h. La medida forma parte de las políticas de seguridad vial que buscan reducir los accidentes en vías rápidas, especialmente en los puntos donde se concentra más tráfico en horas punta, tanto entre semana como el fin de semana, cuando mucha gente vuelve a casa después de disfrutar de algunos días fuera.

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Impacto para motoristas y conductores

La reducción afecta tanto a coches como a motos, aunque son los motoristas quienes notan más directamente los efectos. Circular a menor velocidad en carreteras de gran capacidad permite un mayor margen de reacción, algo clave en caso de imprevistos y en situaciones de climatología complicada, como días de lluvia muy fuerte o ventoleras potentes que pueden suponer un problema grave. Los expertos recuerdan que la moto es el vehículo más vulnerable en un accidente a gran velocidad, por lo que esta medida se plantea como una forma de reducir la gravedad de los accidentes de moto.

Ejemplo en la AP-7 de Cataluña

Uno de los casos más visibles de estos cambios que se están produciendo paulatinamente está en la AP-7, donde ya funciona un sistema de velocidad variable. El límite se ajusta en función de la densidad del tráfico, la hora del día o el estado del tiempo. En el tramo entre Vilafranca del Penedès y Martorell, el límite baja a 100 km/h los domingos y festivos en franjas de máxima circulación. Con ello se busca evitar embotellamientos y disminuir la tensión al volante y al manillar en momentos de gran afluencia.

El uso de sistemas inteligentes de gestión del tráfico es otro elemento clave. Sensores y algoritmos permiten adaptar la velocidad a tiempo real: cuando llueve, sopla viento fuerte o hay retenciones, el límite se ajusta automáticamente a 100 km/h. Esta flexibilidad pretende que los vehículos, especialmente las motos, mantengan mayor estabilidad y seguridad.

Un paso más en la estrategia de la DGT

La Dirección General de Tráfico (DGT) insiste en que estas medidas no buscan penalizar, sino prevenir. La reducción de velocidad, junto a la instalación de nuevos radares y el despliegue de sistemas de señalización avanzada, se enmarca en un plan que persigue rebajar el número de víctimas mortales en carretera. Aunque la decisión ha sorprendido a gran parte de los conductores veteranos, la prioridad declarada por las autoridades es clara y se centra en la seguridad de todos los usuarios. De esta manera, para muchos estas medidas son una losa para su adrenalina al volante, pero una decisión acertada precisamente para prevenir que cada vez haya más conductores que no respeten los límites de velocidad establecidos