Nobita siempre comía fideos instantáneos para merendar cuando no había nadie en casa porque los dorayakis le gustaban, pero eran más de Doraemon. También acostumbraba a comer algún tipo de carne con salsa y acompañado de un cuenco de arroz o bien unos onigiris, las bolas de arroz que los japoneses se preparan como nosotros nos preparamos unos bocadillos.

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Imagen de unos noodles con condimento / Unsplash

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Imagen de unos cuantos dorayakis en una pastelería japonesa / Unsplash

Picar (o pescar) los fideos y las algas nori del cuenco de sopa y después beberse el caldo directamente o lo que podría ser un ramen. Zamparse unos niguiris de salmón o de pez mantequilla. Quizás incluso unos makis o unos uramakis o un buen temaki.

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Bandeja de niguiris y uramakis / Unsplash

Pero no sólo lo hacía Nobita también Hatori, Conan y Ran o Ranma. Azuki seguro que también comía pero la recuerdo más preparando la cena que disfrutándola. Ya hablaríamos otro día de eso.

Comerse una pizza con piña era algo especial. Si no surrealista de ver en estos capítulos de dibujos japoneses que inundaban la programación infantil del K3 cuando se llamaba K3. Un hecho que causó bastante sorpresa cuando salió en conversación con una amiga japonesa.

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Foto de un onigiri / Unsplash

Cuando le explicaba los diferentes dibujos del país que había mirado de pequeña su cara de estupefacción hablaba por sí misma. Fue entonces cuando hizo una sonrisa pícara y me habló de una posible estrategia del gobierno para intentar expandir la cultura japonesa por todo el mundo.

Puede parecer una tontería, sin embargo, ¿por qué conocemos más los niguiris o el ramen y no el draniki o el pierogi? La respuesta es bien clara, para bien o para mal, yo no recuerdo haber visto dibujos polacos, ni rusos ni de Europa del Este, en general. En cambio, sí que recuerdo muchos dibujos japoneses y excepto Sylvan, Los Picapiedra, Rovelló, Marsupilami, Las tres mellizas o 10 + 2, la dificultad para encontrar dibujos fuera de este espacio requiere de un fuerte ejercicio de memoria. Quizás alguno de británico o belga. Tintín y Astérix y Obélix sacaban la cabeza tímidamente, en forma de cómic o en VHS. Pero poco más.

Claro está que la fascinación por la comida japonesa es brutal. Y no hablo del boom que ha experimentado el sushi a nuestro país, que también. Eso ya viene de antes. Pero en los mercados asiáticos, ¿qué encontramos? La mayoría de productos son japoneses, alguno que viene de India y alguno de China.

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Niguiri de salmón flameado / Unsplash

Quizás la teoría de mi amiga y el poder blando –soft power en inglés, teoría de Joseph Nye, ejercer el control de las acciones de las personas mediante elementos culturales como el lenguaje, las expectativas y las imágenes– toma fuerza. O quizás no.

 

Imagen principal: surtido de makis / Unsplash