La Dra. Jane Goodall, considerada una de las científicas y ecologistas más influyentes del siglo XX, ha muerto a los 91 años por causas naturales mientras estaba en California en el marco de una gira de conferencias en Estados Unidos. El Instituto Jane Goodall ha confirmado su muerte este miércoles, recordándola como Mensajera de la Paz de la ONU y como una voz mundial en la defensa de los animales y la protección del planeta.

Goodall revolucionó la primatología y la manera de entender la relación entre humanos y animales con sus investigaciones pioneras en la reserva nacional de chimpancés de Gombe, en Tanzania, donde documentó por primera vez el uso de herramientas, los rituales y las complejidades sociales de los chimpancés. Su trayectoria científica y activista la convirtió en una figura de referencia internacional, admirada tanto en los círculos académicos como por personalidades del mundo de la cultura y el activismo ambiental.

“Lo más impactante fue comprobar lo mucho que se parecen a nosotros”

La aventura científica de Jane Goodall comenzó en 1960, cuando con tan solo 26 años viajó a Tanzania para observar de cerca a los chimpancés de la reserva nacional de Gombe. Lo que debía ser un proyecto arriesgado y con pocos recursos se convirtió en un descubrimiento revolucionario, ya que Goodall documentó que los primates no solo tienen personalidades propias y complejos vínculos sociales, sino que también son capaces de fabricar y utilizar herramientas, un rasgo que hasta entonces se consideraba exclusivamente humano.

Aquellos hallazgos cambiaron para siempre la primatología y la manera de entender la frontera entre humanos y animales. Gestos cotidianos como abrazarse, besarse o darse la mano, junto a comportamientos más oscuros como la violencia organizada, demostraban la sorprendente proximidad entre ambas especies. “Lo más impactante fue comprobar lo mucho que se parecen a nosotros”, recordaba ella misma en una entrevista en 2020.

Más allá de la investigación académica, Goodall se convirtió en una voz poderosa en favor del medio ambiente y de los derechos de los animales. Desde la década de los setenta, con la creación del Instituto Jane Goodall, impulsó programas para proteger los hábitats naturales, combatir el tráfico ilegal y concienciar sobre la crisis climática. Incluso en sus últimos años, continuó dando conferencias por todo el mundo, colaborando con instituciones y empresas y alertando sobre los riesgos de la deforestación y las pandemias zoonóticas. Goodall inspiró a generaciones enteras de científicas y científicos, y abrió camino para que más mujeres accedieran a carreras científicas. También se convirtió en un referente cultural, hasta el punto de que la empresa estadounidense de juguetes Mattel le dedicó una Barbie conmemorativa en 2022 para celebrar el 62º aniversario de su llegada a Gombe.

Según el Instituto que lleva su nombre, “entró en el bosque para estudiar a los chimpancés y salió de él para salvarlos”. Hoy, el mundo recuerda no solo a la pionera de la primatología, sino también a una activista incansable que nunca renunció a la esperanza de una relación más respetuosa entre los seres humanos y la naturaleza.