Diez años después del accidente del metro de València donde murieron 43 personas, hoy han ido a declarar los principales pesos pesados del Govern valenciano del 2006 en una comisión de Les Corts que investiga el siniestro para defender la gestión del caso y exculparse de cualquier implicación.

El expresident valenciano Francisco Camps ha entrado a la sala dando su "sentido pésame" a las familias de las víctimas que estaban presentes y se ha dirigido a ellas dejando claro que "desde el primer momento, no teníamos otro objetivo que paliar el dolor tan profundo de todos ustedes".

Acto seguido ha empezado a quitar hierro a la cuestión asegurando que, a pesar de que los trabajadores de Canal 9 denunciaron censura a la hora de informar sobre el accidente, "nunca" hubo ningún apagón informativo y que "nunca se ha vetado nada ni a nadie" porque el único objetivo que tenían era estar al servicio de las familias y descubrir "la verdad" de lo que pasó. 

"Lo hicimos con toda la conciencia, con toda la responsabilidad y el honor que correspondía a una circunstancia tan grave", ha querido dejar claro en relación al vacío informativo sobre la tragedia, y ha puesto de relieve que intentó hacer "todo aquello que creía, que podía y que tenía que hacer" después del accidente de metro del 2006, "hasta el límite" de sus "capacidades políticas y personales", y cada día buscó hacerlo "lo mejor posible". 

También ha aprovechado para defender el entonces conseller de Agricultura, Juan Cotino, acusado de haber actuado de manera negligente e irregular con las víctimas para tapar información sobre el accidente y, entre muchas cosas, por haber proporcionado su número de móvil privado a los familiares. Camps ha asegurado que la experiencia de Cotino con "tragedias de todos los tipos" por haber sido director general de la Policía y delegado del Gobierno en el País Valencià hizo que el exconseller "diera un paso adelante para colaborar con las familias".

En esta misma línea, el propio Cotino se ha cubierto las espaldas asegurando que fue a visitar a 35 familias de las víctimas, pero sólo a las que se lo pidieron. Lo hizo "a cambio de nada" y a "título personal", ha dicho de manera altruista.

Antes de ellos dos, ha declarado el exvicepresidente del Consell Víctor Campos, quien ha expresado que "volvería a hacer lo mismo" porque gestionaron "bien" el siniestro y nunca recibió "ninguna orden para ocultar nada". Como Camps, tampoco se ha privado de alabar el trabajo de Cotino con algunas familias, tarea que ha considerado "muy buena".

Estas declaraciones no han satisfecho nada la Asociación de Víctimas del Metro, que las han tildado de "decepcionantes" y "frustrantes" y se han lamentado de que, diez años después, nadie haya hecho un "examen de conciencia" para reconocer que su gestión "no fue correcta".

10 años de versión oficial confusa

Era un lunes 3 de julio del 2006. Unas 150 personas viajaban en el metro de València sobre la una del mediodía cuando, de repente, el convoy descarriló en una curva próxima a la estación de Jesús. Murieron 43 personas y 47 resultaron heridas.

La falta de confianza de las víctimas y la ciudadanía hacia el Govern valenciano de entonces apuntaba a una ocultación de la información, ya que la versión oficial aseguraba que el accidente se produjo por un exceso de velocidad que doblaba el límite permitido en aquel tramo. Cuando intentó frenar, el tren ya había descarrilado, volcando y provocando un gran impacto contra el suelo. Pero esta sólo es la versión oficial.

La realidad es que las críticas iban destinadas al sistema de seguridad del metro, que tenía un sistema de emergencia 40 veces más barato que el resto de los metros del Estado, menos el de una línea del de Barcelona que contaba con el mismo sistema que València. Sin embargo, para más inri, en esta misma curva ya se había producido un descarrilamiento en el 2003 y, en lugar de cambiar el sistema, lo único que se había hecho era instalar una señal que limitaba la velocidad del tramo. 

El sistema ATP habría permitido frenar el convoy de manera automática. Y no sólo eso. También limita la velocidad del tren a toda la línea, no sólo en los tramos de riesgo. 

Lo peor, sin embargo, fue que Canal Nou no cambió la programación el día de la tragedia. Sus trabajadores se quejaron reiteradamente y, años más tarde, el día en que se anunciaba el cierre de la televisión valenciana por motivos económicos, pidieron perdón a las víctimas públicamente.