“Algunos profesores entran a clase llorando”. Así relata a El Nacional una alumna de bachillerato el clima que se vive dentro de la escuela Maristes de Sants-les Corts seis días después de que saliera a la luz un caso de presuntos abusos sexuales que afecta a cinco trabajadores del centro. Según explica, una parte del profesorado actual coincidió con los presuntos agresores, cosa que les despierta un sentimiento de impotencia, por no haberse dado cuenta de lo que pasaba.

La sorpresa es la sensación que más abunda entre los alumnos y exalumnos reunidos esta tarde delante la escuela para dar su apoyo a profesores y víctimas. Todos habían sido alumnos de uno o más de los presuntos agresores y aseguran que nunca habían notado nada extraño.

Un exalumno que dio clases con tres de los acusados acepta que corrían algunos rumores sobre Joaquim Benítez pero que a aquella edad “no les dabas importancia”. Los casos más inesperados para él han sido los dos profesores de la sede de Sants (primaria), A.F., y F.M., ya que en torno a estos profesores no había ningún tipo de sospechas.

Todos los testimonios de alumnos recogidos por El Nacional coinciden en que, en el caso de Benítez, “se le notaba una preferencia por los chicos”. Algunos de ellos califican su conducta de “machista”, ya que el profesor de educación física dejaba entender que, al menos con respecto a los ejercicios de clase, los chicos siempre lo hacían mejor que las chicas.

Apoyo al centro

La presión mediática y las acusaciones contra la escuela son “injustas para el resto de profesores”, según un par de exalumnos que piden no generalizar. Una madre de tres hijos, los cuales han pasado por la escuela, asegura estar “encantada” con el servicio recibido del centro y les transmite todo su apoyo.

Los profesores de Maristes de Sants-les Corts no han querido hacer ningún tipo de declaraciones y se han desmarcado de la organización de la cadena humana de esta tarde. La concentración se ha convocado por Facebook a través de un acontecimiento público creado 24 horas antes por algunos exalumnos y familias en contra de una supuesta “campaña de desprestigio en contra de Maristes”.

Después de la cadena, en las puertas del centro, unos alumnos enseñaban orgullosos a sus profesores los papeles con mensajes de apoyo hechos por ellos, los cuales han enganchado a la fachada y alrededores del centro. La convocatoria también ha hecho coincidir profesores con exalumnos que se saludaban con efusivos abrazos después de años sin verse.