Los Hermanos Maristes conmemoran sus 200 años con un mensaje (pdf) de "gracias, perdón y compromiso", en que el superior de esta institución, el catalán Emili Turú (en la foto, con el papa Francisco), pide perdón clara y directamente por los abusos de menores como los ocurridos al colegio de Sants-Les Corts de Barcelona. "Perdón porque en algunas de nuestras instituciones, que deberían ser un lugar seguro para todos los niños y jóvenes, ha habido situaciones de abuso que han dejado heridas profundas, a menudo para toda la vida", dice Turú en su mensaje de Navidad, que ha adelantado Catalunya Religió.

"Perdón, de manera muy particular, a los que sufrieron estos abusos porque, como institución, no siempre hemos actuado con la delicadeza, rapidez y firmeza que estas situaciones pedían o, quizás, no hicimos un esfuerzo suficiente para prevenirlas", insiste el superior mundial de la congregación.

El caso lo destapó a principios de febrero de 2016 Manuel Barbero, un padre del mencionado colegio, que denunció los abusos contra su hijo. El asunto, que trastornó la opinión pública, incluye 38 denuncias en los juzgados contra nueve profesores y monitores (ninguno de ellos miembro de la congregación), de las cuales sólo cuatro siguen instrucción porque el resto han prescrito.

Los Maristas en Catalunya expresaron a su momento la "más sincera disculpa a las víctimas" por no haber evitado los abusos de alumnos de sus centros, pese a que desde hacía años aplicaban un protocolo de prevención. También explicaron por qué no facilitaron información a los Mossos sobre un caso de 2011. La institución se presenta como acusación particular de los acusados.

200 aniversario

Actualmente, 3.500 maristas se ocupan de tareas sociales y educativas en 81 países. En sus centros trabajan 72.000 laicos que atienden a 650.000 niños y jóvenes en los cinco continentes. En otro momento de su mensaje, Turú agradece "a los cerca de 38.000 hombres que, a lo largo de estos 200 años, han profesado como Hermanos Maristas". La congregación fue fundada por el francés Sant Marcelino Champagnat en 1817.

Añade Turú el propósito de "renovar nuestros compromisos con la Iglesia y con el mundo [...], el compromiso de mejorar continuamente nuestro servicio evangelizador a través de la educación de los niños y jóvenes [y] el compromiso de salir a las periferias geográficas y existenciales de los niños y jóvenes, principalmente de los que se encuentran en situaciones de pobreza y de más vulnerabilidad".