Entre los colectivos vulnerables por el Covid-19 están las personas mayores. En Igualada, en un bar de los bajos del edificio de pisos tutelados para personas mayores, hay un grupo de abuelas que están desayunando. Lo hacen cada día. Y hoy, también.

Tienen la tele de fondo y le prestan poca atención. Hasta que sale la noticia de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha dado positivo en la prueba del coronavirus y el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, está en cuarentena. Aquí sí que ya se abre el debate.

"Eso nos lo explican un año hacia atrás y pensamos: y aquí qué tiene que pasar?", dice una de las abuelas que comparten mesa. "La gente viaja", dice otra, intentando encontrar una explicación al contagio que ha provocado el cierre de todas las escuelas en Igualada a raíz de un brote en el hospital municipal.

Ajenas a todo, sin embargo, las abuelas hacen vida normal. Incluso juegan cada tarde con fichas que toca todo el mundo. Eso sí, se lavan las manos y se tapan la boca cuando estornudan. Al debate se incorpora un abuelo que pone en duda las medidas y las pruebas que se están haciendo.

La mayoría tienen nietos, pero ya son mayores. Por lo tanto no temen hacer de canguros. Algunas incluso tienen bisnietos, pero son muy pequeños.

No hay ningún tipo de percepción de riesgo. Ni de pánico. Están muy tranquilos, e incluso se ríen un poco de todo: "De algo nos tenemos que morir".