La Fiscalía pide 8 años y medio de prisión para cada uno de los 13 estudiantes acusados de desórdenes públicos y daños en una manifestación en Barcelona para reclamar la reducción de las tasas universitarias el 2 de marzo del 2017, organizada por el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC).

Según el escrito de acusación, iban con ropa oscura y capuchas y actuaron "de común acuerdo y con evidente intención de causar el deterioro del mobiliario público y urbano, poniendo en grave peligro el desarrollo cotidiano de la vida ciudadana".

Los hechos

Les acusan de quemar un contenedor con una bengala en la calle Pelai, de lanzar pintura contra una tienda de telefonía y a los Mossos en la plaza Catalunya y de lanzar huevos y pintura y romper con martillos los cristales de una entidad financiera de Via Laietana.

Estas actuaciones contaron con la "colaboración activa de todos los acusados", dice la Fiscalía, que subraya que se cambiaron de ropa cuando acabaron para dificultar su identificación por parte de los Mossos. Finalmente se les intervinieron tres extintores para rociar con pintura, tres martillos, un bidón de líquido inflamable, gasolina y una bolsa de petardos. Por todo ello, el ministerio fiscal pide 8,5 años de prisión y una multa de 11.400 euros para cada uno. También tendrán que indemnizar de forma solidaria a la entidad financiera con 4.800 euros, y a la propietaria del contenedor con 647 euros.

Alerta Solidaria y el SEPC denuncian un contexto de "persecución política e ideológica" por el hecho de militar en el sindicato. También se quejan de que incluyan a todos los acusados en el mismo grupo.

¿Qué pasó después de la manifestación?

La manifestación de estudiantes en Barcelona para reclamar una rebaja de las tasas universitarias y equiparar los precios de grados y másters ha acabado con una sentada de más de un centenar de personas delante de la Secretaría de Universidades que obligó a cortar la Via Laietana durante más de cuatro horas.

Hacia las 12 y media de la madrugada, los Mossos d'Esquadra, con un fuerte despliegue, desalojaron de una en una a las personas que participaban en la sentada, que había quedado rodeada por el cordón policial que custodiaba la sede de Universidades y bloqueaba el acceso a la Via Laietana. Desde fuera del cordón, decenas de personas dieron apoyo a los concentrados con gritos que animaban a la "resistencia" y contra la policía.

La manifestación, convocada por las asambleas de facultades y con el apoyo del Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) y la Asociación de Estudiantes Progresistas (AEP), había salido de plaza Universitat pasadas las 7 de la tarde, y llevaba en su cabecera una pancarta con el lema "Bajemos las tasas". La protesta culminava dos días de huelga en la Universidad Autónoma de Barcelona, a la cual se sumaron facultades de la Universidad de Barcelona (UB). La marcha pasó por la calle de Pelai hasta Via Laietana sin incidentes y, según la Guardia Urbana de Barcelona, en el momento álgido había 800 personas.

Petardos y bombas de humo

La Secretaría de Universidades e Investigación (SUR), que se encuentra al inicio de la Via Laietana, estaba custodiada por los Mossos antes de la llegada de los estudiantes, que lanzaron algunos petardos y bombas de humo al edificio. Fue entonces cuando unos 200 participantes en la manifestación se sentaron ante Universidades y anunciaron, con cánticos, que pensaban pasar la noche allí. También gritaron contra los recortes en enseñanza, contra la policía y pidieron la dimisión del secretario de Universidades, Arcadi Navarro, entre otras proclamas y reivindicaciones.

Se vivieron algunos momentos de tensión cuando los manifestantes de primera línea dieron algunos golpes, con los palos de las banderas que llevaban, en los escudos de los agentes que custodiaban la puerta de la Secretaría de Universidades.

Los Mossos dieron algún porrazo, pero el enfrentamiento se frenó. En general, la sentada trascurrió de forma pacífica. Los manifestantes montaron tres tiendas de campaña y las personas que se encontraban fuera del cordón policial dándoles apoyo –muchas eran manifestantes que se habían alejado un momento de la sentada y ya no las habían dejado volver a entrar dentro del cordón policial– les lanzaron provisiones, como snacks, barras de pan, embutido y bebidas.