Un juez ha concluido que las empresas de moderación de contenido son responsables de los trastornos mentales que desarrollan sus trabajadores en el lugar de trabajo. Al fin y al cabo nace del caso de la compañía CCC Barcelona Digital Services, que está subcontratada por Meta para revisar los vídeos que se comparten en las plataformas de la compañía para evitar que se cuelguen contenidos violentos o pornográficos. Hace meses, La Vanguardia publicó que de los 2.000 trabajadores, 400 estaban de baja por as secuelas psicológicas que los provocaban, los vídeos de suicidios, violaciones, asesinatos y más que tenían que ver diariamente. Según informa ahora mismo diario, de los afectados uno presentó una querella por daños y perjuicios, aunque la empresa apuntaba que el estado psicológico del afectado no tenía nada que ver con su trabajo. Finalmente, la justicia ha considerado que los daños psiquiátricos del moderador son accidente laboral y no una enfermedad común.

El joven ha denunciado la empresa, donde trabajó entre 2018 y 2020. En su denuncia, relata como durante este tiempo tuvo que ver automutilaciones, decapitaciones o torturas cada día. Todo lo vertió a pedir la baja porque empezó a sufrir trastornos psiquiátricos. De hecho, hoy día, el joven sigue sufriendo secuelas como ataques de pánico, ansiedad clínica grave, aislamiento en el domicilio o despertares nocturnos.

A pesar de todo lo que acreditaba al afectado, la empresa ha sostenido que todos estos trastornos no tenían nada que ver con el trabajo. La compañía apuntaba que el joven ya tenía patologías previas porque había ido al psicólogo cuando tenía 16 años. Sin embargo, la sentencia observación que el estrés relacionado con este duro trabajo ha sido el único desencadenante de los trastornos del demandante.

Moderando contenido extremo

La función principal de estos empleados es la de revisar el contenido más brutal que se publica en la red: vídeos de asesinatos, de desmembraciones, de violaciones o incluso de suicidios en directo. Algunos de los testigos de los trabajadores han explicado que durante una jornada laboral pueden llegar a revisar unos 450 vídeos o imágenes de contenido extremo. Además, estos revisores tienen que tener una "tasa de acierto" alta, que asciende hasta el 98%, es decir, que sus decisiones tienen que coincidir tanto con las de otros moderadores como la del auditor superior. Si la tasa de acierto baja, pueden, incluso, ser despedidos. Los informes médicos de varios trabajadores que han condenado la baja recogen cuadros de estrés posttraumático, ansiedad, insomnio, depresión e incluso intentos de suicidio.