Los testigos que hasta ahora han ido desfilando por el juicio del caso Quintana, han aportado más confusión que nada. Excepto los acompañantes de Ester Quintana y de ella misma, que aseguran que oyeron los tiros desde las furgonetas de los Mossos paradas en el Passeig de Gràcia con Gran Vía, el resto se contradicen, algunos no vieron ni oyeron nada y confunden esta maniobra de dispersión con otra que hubo minutos antes.

La Fiscal, Marta Marquina, ha citado a declarar a dos conserjes y dos vigilantes de seguridad de edificios próximos. Las defensas de los Mossos han acabado por no preguntar nada, al ver que se iba mareando la perdiz. Y la abogada de Ester Quintana ha intentado aclarar algunos conceptos para reconducir la declaración y no confundir.

Con esta confusión juega la defensa de los dos Mossos acusados, el sotsinspector y el escopetero. Una defensa que no cogió el caso hasta prácticamente hace un mes y que ha chocado con las múltiples versiones internas y la poca paciencia que le quedaba ya al juez instructor Francisco González Maillo.

Las defensas han admitido ya abiertamente que a Quintana la hirió un dispositivo policial. De hecho, Interior lo ha admitido pagando la indemnización. La estrategia ahora es absolver a sus clientes. A diferencia del resto de casos de pelota de goma, que no se han podido juzgar, aquí hay un posible responsable del disparo. Está identificado, porque el mismo escopetero admitió que había disparado. En la declaración de la instrucción, sin embargo, sólo admite haber tirado salvas, los tiros sin munición que sirven para dispersar. Con la misma arma, sin embargo, el arma larga, es con la que se dispara la pelota de goma. 

Las defensas persiguen la estrategia de crear la confusión entre el tipo de arma: Una larga o la corta que dispara los proyectiles de foam. Aunque los responsables de la lesión serían también los mossos, el escopetero acusado quedaría absuelto porque con su arma no se puede disparar foam, y no habría agente identificado responsable del lanzamiento. Ante la confusión, buscan la absolución de los dos mossos, que se juegan entre 2 y 9 años de prisión.

Las contradicciones

La defensa ha buscado la contradicción en el testigo de la ex pareja de Quintana, Lluís Cabot, preguntando una vez y otra si el arma que había visto era corta o larga. Lo mismo ha hecho con uno de los compañeros de Quintana que vio los hechos y que durante la instrucción había declarado que el arma era corta y en el juicio ha dicho en cambio que era una escopeta. Ante la confusión ha argumentado: "Estaba tomando una medicación que me daba efectos secundarios. Me costaba concentrarme y me aumentaron la medicación".

Los conserjes de los edificios próximos han sido completamente caóticos en su declaración. Ni recordaban mucho lo que habían visto y escuchado, ni se querían mojar. Uno de ellos ha dicho primero que oyó los disparos y después ha ido haciendo equilibrios para no asegurarlo. Ha pasado de: "Yo vi cómo disparaban" a "parece que disparaban". "Todo el mundo estaba muy asustado". Y el más flagrante, un segundo conserje ha pasado de: ¿"Oyó tiros? sí, sí. Oí tres", a "Allí no oí tiros".

Lo que dejan claro todos es que la situación estaba tranquila y que no había disturbios que justificaran la carga policial. 

El testigo más claro de la lista que ha presentado la Fiscalía es un vigilante de seguridad de Zara que ha explicado que no había disturbios, que la situación era tranquila y que oyeron los disparos de una escopeta. El arma que llevaba el mosso acusado de disparar.

La Dragón 414

La furgoneta 414 es una de las que estaba parada donde pasaron los hechos. Sus agentes, igual que hizo Interior en su momento, han cambiado su versión varias veces. Desde la posición de donde estaba realmente el vehículo hasta si salieron los mossos de dentro y si dispararon.

En un primer momento explicaron a sus superiores que ni tan sólo habían salido del vehículo, y finalmente acabaron admitiendo que habían disparado salvas. En todo el conflicto de versiones contradictorias, el juez nunca recogió como prueba un escrito del mismo acusado que explicaba que sus compañeros también habían disparado.

En caso de que hubiera dos escopeteros implicados no habría juicio, porque la acusación es para el autor material de los hechos. Y entre dos agentes, se tendría que saber quién habría disparado para poder llevarlo a juicio. De hecho en ningún otro caso se ha podido determinar nunca el autor y por eso nunca habido juicio.

Pruebas clave

Al margen de los testigos, el juicio tiene que ver todavía las pruebas periciales. Se han hecho informes médicos y balísticos que tienen que ayudar a concluir al tribunal qué ocasionó las lesiones a Quintana.

Los peritos declararán en la parte final del juicio, justo antes del Interrogatorio de los acusados.