La Fiscalía va a por todas para vincular el independentismo con la violencia y criminalizar las movilizaciones de protesta. Hoy ha empezado en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya el juicio contra 4 CDR que participaron en la huelga general del 8 de noviembre del 2017, después del referéndum del 1-O y del cierre en la prisión de buena parte del gobierno de la Generalitat, de Jordi Sànchez y de Jordi Cuixart. El Ministerio Público pide 3 años de prisión para 3 de los acusados y 5 para un cuarto.

A pesar de los intenents de la fiscal, los Mossos d'Esquadra que han declarado como testigos han negado que fuera una manifestación violenta y han reiterado que en todo momento hubo una "actitud pacífica". Según el fiscal, los acusados participaron en una manifestación de autorizada en la ronda de Dalt "actuando de común acuerdo y en compañía de más personas, integrantes de uno de los grupos de los CDR". Una vez dentro de la B-20 esparcieron con una escoba aceite de un bidón que llevaban, "con el consiguiente riesgo para los usuarios de la vía", y cortaron el tráfico de vehículos en los dos sentidos de la marcha durante varias horas, "a pesar de ser reiteradamente requeridos por agentes de los Mossos d'Esquadra para que desalojaran la calzada".

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Corte en la ronda de Dalt el 8-N / Jordi Palmer

Los acusados han explicado que les convocó la Intersindical y que se trataba de una huelga general. "¿Por la república? No oí nada de eso", ha declarado uno de los procesados. "Las huelgas se hacen siempre por una razón", ha explicado mientras negaba ningún tipo de enfrentamiento entre manifestantes y conductores: "Delante de un coche no tenemos defensa. No podemos intimidar". También han negado que hubiera "ningún conflicto con los Mossos".

De hecho, los agentes que han declarado han afirmado que no hubo "ningún incidente entre coches y manifestantes" y que nadie los dirigía. También han negado que oyeran amenazas, y ante la insistencia de la fiscal solo han concretado que eran los conductores quien insultaban a los manifestantes que les impedían circular.

"Era la hora perfecta para dar el golpe de efecto que pretendían", ha admitido una mossa d'Esquadra, que ha explicado que estaba toda la ciudad saturada.

"Perdí cuatro piezas dentales"

Entre los testigos ha comparecido un motorista que se enfrentó directamente a los manifestantes: "Me dieron empujones, patadas, puñetazos...Y yo no me estuve quieto", ha dicho admitiendo que él también golpeó a los manifestantes. "Me pegaron una patada en la boca y me rompieron los dientes. Perdí cuatro piezas dentales".

El testigo, que tiene otra causa abierta por estos hechos, ha cerrado su declaración intentando explicar que no es la primera vez que tiene conflictos con independentistas. Es lo único que ha explicado.