"Quiero manifestar con dolor y con tristeza que lo que ha pasado es una ruptura de las reglas del juego democrático que todos nos hemos dado. Una ruptura de la convivencia", Así ha introducido el fiscal Emilio Sánchez Ulled su informe final en el juicio del 9-N. El fiscal, que se ha expresado en castellano argumentando la "notoriedad" y "público diverso" del juicio, se ha justificado ante sus colegas que han estado todos los días de la vista en primera fila y ante los acusados y la sociedad por la acusación a Mas, Ortega y Rigau y la petición de la inhabilitación.

Emilio Sánchez Ulled ha querido centrar el objeto del juicio: "Y no es el objeto del procedimiento que este día muchas personas se decidieran a votar. Por más que se repita una vez y otra, esta es la verdad. No se está enjuiciando una votación popular".

Aunque ha querido matizar que todo tiene un límite: "Vivimos en un sistema que garantiza cualquier opción política y democrática dentro de unos límites". Según el ministerio público, durante el juicio "ha quedado acreditado totalmente lo que expone la Fiscalía en su informe de acusación, una clara, patente y flagrante vulneración de lo dictado por el TC". Y ha sentenciado: "El TC no podía imaginarse un contexto de deslealtad institucional de tamaño calibre"

"No se está juzgando ni persiguiendo la democracia. No es un enfrentamiento de unas personas vestidas de negro. Tengo que insistir: sí que hubo un desacato, una desobediencia de la suspensión cautelar", ha remarcado. Al final de su intervención, Sánchez Ulled ha insistido: "Este juicio también es democracia porque la democracia es muchas más cosas de las que han dicho ustedes".

Ninguna indicación a la Fiscalía

"Me veo obligado a referirme, con cuidado, porque no me quiero buscar un problema. Han hecho referencias a la actuación de la Fiscalía, tengo que responder". Sánchez Ulled ha encarado así el tramo final de su comparecencia para explicar el informe final: "La Constitución dice lo que dice y la Fiscalía no depende del Gobierno. No hemos recibido ninguna indicación. Se lo creerán o no se lo creerán".

Emilio Sánchez Ulled, ha pasado de justificarse a defenderse: "Tan democrático será este tribunal tanto si condena, como si absuelve. ¡Ya está bien! Bastantes años de oscuridad nos tuvimos de chupar". Y ha expuesto que tanto se hubiera juzgado un partido político como otro. El fiscal ha acabado explicando el encargo que recibió directamente de la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal: "¿Saben ustedes qué me dijo? 'Quiero una valoración técnica y rigurosa, es un asunto delicado. Quiero una valoración rigurosa en el sentido que sea. Si es de archivar, de archivar y si es de acusar, de acusar'". Emilio Sánchez Ulled ha querido dejar claro que no recibió ninguna presión ni indicación y ha remarcado: "Yo no lo habría consentido".

Presión mediática

En la exposición del informe final, que ha durado dos horas y cuarto, el fiscal ha denunciado la presión mediática: "Presión mediática, que bien sabe el tribunal lo que ha tenido que soportar..." y, después de reconocer a Artur Mas como president de todos los catalanes, ha atacado la estrategia de desafío del Govern de la Generalitat: "El president, que lo es de todos nosotros, me duele decirlo, articula una estrategia de desafío abierto a lo que ordenó el TC con la colaboración directa de las otras dos acusadas [Joana Ortega e Irene Rigau]".

"No es por capricho personal", ha dicho el fiscal mientras entraba a explicar el papel que ha tenido desde el primer día del caso 9-N, "sino porque parte de las declaraciones de los acusados y de algún testigo" se han referido a su actuación. "Se centran las cosas en la querella de la Fiscalía que se interpuso. Hubo varias denuncias".

El fiscal no se cree a nadie. Ni a los acusados ni a los testigos: "Bajo la actuación de voluntarios se había enmascarado una actuación de los poderes públicos que es precisamente lo que TC suspendió y lo que constituyó el no acatamiento de la providencia".

"Toda esta actuación pública intencionalmente se mantuvo en un clima de opacidad que me sorprende porque es contrario a lo que en democracia es un principio de los poderes públicos, que es la transparencia", ha sentenciado Sánchez Ulled. El fiscal se ha referido directamente a la duda que declaró tener Artur Mas, de "si obedecer o no", lo que ha hecho reaccionar al expresident desde el banquillo de los acusados que ha interrumpido a Emilio Sánchez Ulled. Y aquí ha llegado la primera irrupción del presidente del tribunal, Jesús María Barrientos, que ha ordenado callar a Mas.

¿Por qué Sánchez Ulled no hizo retirar las urnas?

El fiscal ha sacado su parte más personal para justificar por qué el día de la consulta no ordenó retirar las urnas. Emilio Sánchez Ulled estaba de guardia y fue él quien recibió requerimientos de los jueces de Catalunya que iban recibiendo denuncias. Hoy se ha justificado diciendo que aplicó el criterio de proporcionalidad: "No había bastantes indicios de delito para solicitar unas medidas cautelares tan graves como las que se estaban pidiendo", ha respondido a Artur Mas, que durante su declaración en el primer día del juicio preguntó por qué nadie paró la consulta si era ilegal.

"Soy testigo privilegiado de lo que pasó aquel día", ha dicho Sánchez Ulled. "Se imponía un análisis muy provisional: ¿Se está denunciando? ¿aparentmente hay indicios de delito? ¿y qué elementos tengo? ¿Tengo que acceder o no a la petición de medidas cautelares?", ha recordado.

El Fiscal ha admitido que el 9-N "se estaba viendo en aquel momento una actuación de voluntarios y no estaban en condiciones de saber si detrás había una actuación pública. Y esta valoración era inviable en un servicio de guardia".

"En este momento inicial y con tan poco fundamento no se podía adoptar esta medida [retirar urnas]. Había que hacerlo con tiempo, pausa, calma y profesionalidad, no en las 24 horas de servicio de guardia", ha concluido.

"Voluntarios al poder"

El fiscal se basa en que la Administración continuó con los preparativos para hacer la consulta pese a la prohibición del 9-N y dice que ha quedado "palmariamente acreditado que se adoptó la decisión de continuar de una manera encubierta generando una apariencia que se paraba aunque todo quedaba en manos de voluntarios".

Para el ministerio público, los ordenadores son clave. Se almacenaron y prepararon desde la Generalitat y no acabaron en los centros educativos para que los hicieran guardar los alumnos hasta el 2015, un hecho que demostraría que se compraron y prepararon expresamente para la consulta".  

La fiscalía ve clave que se actualizara la web, que los voluntarios llegaran a los puntos de votación y que todo estuviera preparado y que diversas empresas externas continuaran con el encargo y nadie les hiciera ni una llamada telefónica para parar todos los preparativos. "Creo que hay argumentos que no se sostienen", ha sentenciado Emilio Sánchez Ulled.