José Enrique Abuín El Chicle y su mujer, Rosario Rodríguez, son los dos investigados en la causa judicial de Diana Quer, que ha sido reabierta entre el estupor de los vecinos de la zona, que depositan flores y mensajes de afecto junto a la nave abandonada donde se encontró el cuerpo de la joven.

El juzgado de instrucción número 1 de Ribeira ha acordado, en un auto divulgado por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, la reapertura de la causa, archivada de forma provisional hace casi nueve meses y que se retoma tras la detención y confesión de Abuín, que condujo a los investigadores la madrugada del 31 de diciembre hasta los restos de la joven de 18 años desaparecida el 26 de agosto de 2016.

En concreto, en el auto el magistrado cita la posible comisión de un delito de detención ilegal y otro de homicidio o asesinato, así como la posibilidad de otro adicional de atentado contra la libertad sexual.

El auto agrega que no se puede descartar la participación de la mujer en los mismos, por lo que decreta su investigación y expone que procede tomarle declaración.

Asimismo, se incluye la declaración como testigos de dos personas más y se fija para este jueves, día 4 de enero, a las 11 horas, la comparecencia del principal investigado, aunque todavía no se ha confirmado si se hará de modo presencial o mediante vía telemática al hallarse el mismo preso en el centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña).

Los alrededores de la nave industrial abandonada en Asados (Rianxo, A Coruña) se han convertido en un improvisado altar donde los vecinos depositan girasoles, rosas y siemprevivas junto a una decena de velas, algunas de las cuales se mantienen encendidas a pesar de la lluvia que no ha dejado de caer sobre el edificio, ahora precintado por la Guardia Civil, y al que no se permite el acceso desde que el cuerpo fue retirado.

Mientras tanto, continúa el proceso de análisis de los restos mortales de Diana Quer, después de que fuesen trasladados desde la sede compostelana del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) al Centro Antropológico Forense de Verín.

El estado de saponificación del cuerpo tras más de un año sumergido en el agua dificulta este trámite, ya que requiere de una serie de procedimientos previos para que los especialistas puedan verificar las lesiones sufridas por la joven y confirmar las causas de su muerte.

Del mismo modo, el deteriorado estado de los tejidos blandos del cuerpo de Diana complica dictaminar si se cometieron o no abusos sexuales por parte del asesino confeso, lo que impediría presentar prueba de cargo para uno de los posibles delitos atribuibles al Chicle.