La Fiscalía ha denunciado a siete miembros de Democracia Nacional —partido político español de extrema derecha— por boicotear la apertura de una mezquita en Nou Barris. Tiraron pintura roja, obstruyeron las cerraduras del local con silicona y colocaron embutidos delante de la puerta. Y no sólo eso, sino que también habrían pegado varios adhesivos con mensajes como "España es cristiana y no musulmana", "Esta es nuestra tierra y la defenderemos" y "Mezquita no". Por todo eso, se les acusa de un delito de coacciones, de incitación al odio y de discriminación.

Agitadores y fomentadores del odio

Según la Fiscalía el grupo aprovechaba las concentraciones vecinales contra la mezquita, situada en la calle Japón 28, para "manipular políticamente y exaltar" sus participantes con el "firme propósito de incrementar la frecuencia e intensidad de las protestas y generar sentimientos de rechazo, odio y hostilidad contra los musulmanes en general" y "acoquinar" a la comunidad musulmana para que no abriera el centro de culto.

El ministerio público también apunta a la rama juvenil de Democracia Nacional para difundir "de firma masiva e indiscriminada" contenidos de rechazo contra los musulmanes a través de perfiles abiertos en Facebook, Twitter y aplicaciones como IVOOX. Todo, concluye la Fiscalía, con el objetivo de "despertar entre la población sentimientos de odio, hostilidad y discriminación" contra la comunidad musulmana.

Protestas en la calle, ahora hace un año

En marzo del año pasado, la apertura de la mezquita de Nou Barris generó polémica en la zona porque un grupo de vecinos se oponía a su instalación. Decían que no había espacio, que la calle era estrecha y que generaría mucho ruido. Dos meses después en mayo, la protesta se radicalizó con la aparición de grupos como Democracia Nacional y Plataforma per Catalunya que difundieron mensajes como "Seis millones de inmigrantes para casa. Recuperemos nuestro país". La mezquita contó con el apoyo de la Plataforma de Veïns de Nou Barris y la Comunidad Islámica. Ambas asociaciones han defendido siempre que el centro tiene todos los permisos y que, por lo tanto, la mezquita se tiene que abrir.