Los portavoces de los internos del módulo 2 del Centro Penitenciario de Quatre Camins han explicado a ElNacional.cat, en una llamada de vídeo desde la prisión, su malestar con respecto al bloqueo que mantienen los funcionarios de prisiones este sábado, impidiendo el acceso a los familiares que tenían concertadas visitas durante el día de hoy, ya sea a través del cristal como por vis-a-vis.

"No dejaremos que nos corten las comunicaciones", han asegurado desde una de las celdas del recinto, donde llevan encerrados desde el inicio de las protestas a raíz del asesinato de una trabajadora de la prisión de Mas d'Enric a manos de uno de los presos el pasado miércoles. Han explicado que a raíz de la crisis con los funcionarios se les ha limitado la salida a los patios y les han dicho que, como mínimo hasta el lunes, la situación será así. En una conversación con ElNacional.cat, por llamada de vídeo, han explicado que parece que quieran que se subleven y que la situación es muy grave dentro de las prisiones, que no reciben la comida y a algunos de los internos no les han dado la medicación.

 

Hasta 5.000 internos tuvieron que permanecer en las celdas durante todo el viernes porque el servicio mínimo que mantenían los trabajadores no era suficiente para poder controlarlos, y hubo algunos incidentes. Durante este sábado, los presos de Quatre Camins, con capacidad para 1.594 internos, así como del Centro Penitenciario de Mujeres de Wad-Ras de Barcelona, siguen sin poder salir en medio de la crisis generada por la protesta de los funcionarios, una situación que han tildado de "injusta": "Estamos pagando justos por pecadores".

 

Barricadas para pedir la dimisión del director

Aunque el resto de prisiones han levantado los bloqueos durante el fin de semana, los funcionarios de Quatre Camins se mantienen firmes y no dan su brazo a torcer. Los accesos al centro están cortados con barricadas con pequeños fuegos controlados, y patrullas de los Mossos d'Esquadra de la unidad de Seguridad Ciudadana y del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO), apoyados desde el aire con un helicóptero, vigilan el perímetro del recinto, que también acoge la prisión de Joves. En total, unos 200 trabajadores se han concentrado en las puertas de Quatre Camions para exigir más medidas de protección y pedir la dimisión tanto de la consellera de Justicia, Gemma Ubasart, como de su propio director, Domingo Estepa.

Este último ha llegado a la prisión esta mañana para intentar dialogar con los funcionarios, quienes lo han recibido girándose de espaldas, negándose a hablar con él. "La situación está muy complicada", ha asegurado a ElNacional.cat. Estepa encendió los ánimos de los trabajadores después de unas declaraciones según las cuales los acusaba de no estar haciendo correctamente su trabajo, insinuando que este hecho estaría detrás del creciente número de agresiones que sufren los funcionarios en manos de los presos. "La única vía de negociación sobre la mesa es el cese del director", han alertado a los manifestantes.

El asesinato de una trabajadora de Mas d'Enric, el detonante de las protestas

El pasado miércoles, un preso de Mas d'Enric mató a cuchilladas a una de las empleadas que trabajaba en la cocina de Mas d'Enric, en el Catllar, y después se suicidó. La víctima, de 48 años, había alertado en una ocasión a la dirección del centro que el interno era muy violento; el hombre hacía más de dos años que llevaba a cabo tareas de cocina en la prisión, donde cumplía condena por haber matado a otra mujer, también con arma blanca. El aviso se dio a través de un informe a raíz de una pelea en la que se vio involucrado este preso; a pesar de eso, solo lo expedientaron, y pudo volver a la cocina.

A estas alturas, la investigación de los Mossos d'Esquadra está bajo secreto de sumario. La consellera Ubasar ha asegurado que ha preguntado un informe que pretende aclarar qué falló exactamente. Mientras tanto, los funcionarios de prisiones se mantienen en pie de guerra; hace meses que denuncian que la situación de las prisiones catalanas está fuera de control, y el asesinato de la trabajadora de Mas d'Enric ha servido como detonante para las protestas.