15 de septiembre del 2017. 7 de la mañana. 144 nichos del cementerio de Montjuïc se hunden y los restos de más de 300 cuerpos se mezclan. 9 meses después sólo se ha puesto nombre y apellido a 56 cadáveres, quedan todavía muchos restos óseos por identificar. Las familias afectadas tienen una mezcla de sentimientos: dolor, por no saber dónde paran sus seres queridos; rabia, por la gestión que se ha hecho; e impotencia, ante una administración, la del Ayuntamiento de Barcelona, que a opinión de los perjudicados ha pecado de falta de "tacto, información y transparencia. Hablamos con Aurora Nicolás y Cristina García. Aurora tiene enterrados a sus padres y sus abuelos, y Cristina, a su padre, sus abuelos y una tía que murió con cuatro años. Los nichos de las dos se hundieron.

¿Cómo se enteran de lo que ha pasado?
Aurora Nicolás: El mismo día al mediodía me llaman por teléfono para explicarme lo que había pasado pero le quitaron importancia. Me dijeron que había habido un hundimiento, que por Todos los Santos no hacía falta que fuéramos, porque no podríamos acceder, y que no me preocupara de nada, que lo volverían a reconstruir y que lo dejarían todo como estaba. Al día siguiente quise ir a ver qué había pasado y me encontré con unos señores vestidos de paleta con un casco de albañil y con unas palas también de paleta que retiraban los escombros mezclados con huesos. ¡Eso no es normal!, pensé. Tuve la sensación de que se faltaba al respeto a mis padres. ¡Es que encuentran un dinosaurio y lo limpian con un pincel!

Me encontré con unos señores vestidos de albañil, con un casco de albañil y con unas palas también de paleta que retiraban los escombros mezclados con huesos ¡Es que encuentran a un dinosaurio y lo limpian con un pincel!", explica Aurora Nicolás

Cristina García: Llamaron a mi prima, que es la titular, le explicaron lo que había pasado y que habían localizado a mi padre. Ella me avisó un lunes y yo me presenté en el cementerio al día siguiente. Cuando llegué me dijeron que se habían confundido, que no lo habían encontrado, que se habían equivocado con el señor del bloque de encima. Me quedé de piedra. Les pregunté si para localizar los restos nos harían pruebas de ADN y me dijeron: "Ala, ala, qué dices, los antropólogos y forenses ya lo encontrarán".

Las familias os habéis agrupado. ¿Cómo contactaron las unas con las otras?
A.N: Aquel mismo día llamé a un abogado para asesorarme. Al día siguiente vi la noticia publicada, contacté con un periodista y él me pasó el teléfono de uno de los afectados. Así nos fuimos encontrando

C.G: Me puse en contacto con un abogado y me dijo que yo sola no haría nada, que tenía que localizar al resto de familias. Primero busqué por Facebook por si había algún grupo creado y al ver que no, decidí crearlo yo. Después empecé a buscar noticias, encontré nombres de personas, y nos fuimos encontrando.

A.N: Nos reunimos con la síndica de Barcelona y a partir de aquí con el abogado José María de Palacio.

Con todo el lío que se ha generado y la mezcla de huesos... ¿quién me dice que son los restos de mis familiares y no los de otro? No me merecen ninguna confianza", afirma Cristina García

¿Y después qué? ¿Qué hicieron desde Cementerios?
A.N: Un día me llaman y me dicen que mi padre está en un nicho provisional. Les pregunté en qué condiciones estaba y cómo lo habían encontrado. Según ellos, lo identificaron por una pulsera de ingreso hospitalario que llevaba. Pero claro, yo que había visto cómo lo habían recogido todo con una pala de paleta... me quedé con la duda. Yo les había hecho llegar un escrito en el que les pedía una prueba antropológica. Me hicieron ir un día para preguntarme si mi padre tenía dentadura postiza, si tenía alguna prótesis... mucha información para abrir a mi padre y verificar que era él. Lo mismo tuve que hacer con mi madre, ¡que no la han encontrado y a mis abuelos tampoco! Encima del mal trago tuve que volver a revivir momentos difíciles. Ya has sufrido suficiente con su evolución.

C.G: Después de cuatro meses sin saber nada nos dicen que el nicho de mi padre es de los pocos que se habían mantenido en pie y que habían sacado los cuerpos y los habían vuelto a enterrar en un sitio provisional. Me cagué en todo. Seguramente serán mis familiares, pero con todo el lío que se ha generado y la mezcla de huesos... ¿quién me dice a mí que son los restos de mis familiares y no los de otro? No me merecen ninguna confianza. Poca vergüenza y mucha cara.

Quiero enterrarlo en una caja igual y me han llegado a preguntar dónde la había comprado. ¡Dónde la había comprado! ¿Pues dónde quieres que la compre? En los servicios funerarios. Muy surrealista", denuncia Aurora Nicolás

Han pedido las pruebas de ADN.
A.N: Sí, nos hicieron ir a Bellaterra a extraernos las muestras, exhumaron el cadáver y lo quise ir a ver. Cuando se se lo hayan hecho, veremos cómo lo entierran de nuevo. Y quiero que lo entierren con una caja como la que tenían. No te lo creerás pero me han llegado a preguntar qué modelo de caja era, cuando mi padre murió hace 10 años, y dónde la había comprado. ¡Dónde la había comprado! ¿Pues dónde quieres que la compre? En los servicios funerarios. Muy surrealista.

C.G: Sí, y seguiremos adelante. Es un maltrato a las familias. Yo todavía he tenido suerte que sé que les han localizado a todos pero hay afectados que de nueve personas enterradas sólo han encontrado tres y media... o ninguna. Es que si el primer día, lo que hacen es poner una excavadora... todo se mezcla. Todo se ha hecho mal. Exhumaron a mi padre para el ADN y les dijimos que queríamos estar presentes cuando lo enterraran. Pues nos llaman y nos dicen que ya lo han enterrado. ¡Les monté un cristo!

Una setentena de familias habéis decidido presentar una denuncia colectiva porque consideráis que la manipulación de los restos después del incidente no fue la adecuada, que hubo negligencia administrativa y que el mantenimiento de la infraestructura es deficitario. ¿Confías en que la denuncia colectiva llegue a buen puerto?
A.N: Lo más importante para nosotros es que los encuentren porque imaginar que los han perdido... el dolor es muy grande. De mi madre no sé nada y aunque esté muerta, el cuerpo de mi madre se merece un respeto. Y quiero que vuelvan al mismo lugar donde estaban porque mis padres hicieron un esfuerzo para comprar un nicho. Lo compraron de cara al cielo y sobre el mar y quiero respetar su voluntad. Tengo ganas que estén tranquilos, descansando.

C.G: Espero que sí, pero estas cosas van para largo. Lo que nos interesa es el ADN, saber que las cuatro personas que hay en el nicho son mías y una vez lo sepa, iremos a por el resto.

Mis padres hicieron un esfuerzo por comprar un nicho de cara al cielo y sobre el mar y quiero respetar su voluntad", dice Aurora Nicolás

Y el Ayuntamiento, ¿qué tal se ha portado?
A.N: Nada, ausentes del todo. No están. Atención psicológica cero, información cero, si les preguntas te contestan, pero tienes que hacer tú el gesto. No te sientes respetado.

C.G: Hay mucho oscurantismo porque la han cagado. No puede caer un bloque de nichos, no puedes ver una grieta y llamar para que lo apuntalen. Son mis muertos y a mí me duelen. Es una vergüenza. La señora Colau todavía es hora que diga algo, ni un tuit. La única cosa que hicieron al principio fue convocar dos reuniones para hacernos callar la boca.