El conseller de Afers Exteriors, Raül Romeva, viaja este lunes a Belloy en Santerre, en Francia, en el centenario de la batalla del Somme, para participar en un acto de homenaje a los voluntarios catalanes que lucharon en la Legión Extranjera francesa. Lo acompaña el delegado del Govern en Francia, Martí Anglada. Este homenaje ya había sido precedido, en el mes de abril, por un acto institucional en el Palau de la Música en recuerdo de los voluntarios.

Música y poesía

El acto esta organizado por la Mancomunidad de la Alta Picardia, con el apoyo del Ministerio de Defensa francés y contará con la presencia de autoridades civiles y militares francesas, checas, alemanas y norteamericanas. En el acto habrá un concierto de la Orquesta Barroca de Barcelona, un coro de 300 personas y la banda de la Legión. Y se recitarán poemas de los artistas caídos en la batlla del Somme, algunos de los cuales del catalán Camil Campanyà.

Belloy en Santerre

Este pueblo quedó absolutamente destruido durante la batalla del Somme, por su proximidad a la línea del frente. Su reconstrucción fue financiada por la Mancomunitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona. Por eso las principales calles del pueblo se llaman Rue de Catalogne y Rue de Barcelone. Y en el pueblo hay una placa dedicada a los voluntarios catalanes de la Legión Extranjera.

En Francia por Catalunya

En las filas francesas, durante la Primera Guerra Mundial, lucharon unos novecientos catalanes (aunque hay un mito que habla de 10.000 combatientes). Los partidos Unió Catalanista y Esquerra Catalanista dieron apoyo a los voluntarios catalanes. Los líderes de este grupo eran Camil Campanyà y Pere Ferrès-Costa, pero ambos murieron en el frente. En febrero de 1916 se constituyó en Barcelona un Comité de Hermandad con los Voluntarios Catalanes, que tenía la vocación de convertirse en el embrión de un Comité Nacional, una especie de delegación nacional catalana para negociar con los aliados. Algunos combatientes independentistas creían que al término de la guerra los aliados ayudarían a los catalanes a liberarse (Campanyà fue enterrado cubierto por una estelada). Pero no todos los catalanes que luchaban en la Legión eran idealistas. También se sumaron a esta humanidad algunos catalanes que huían de la Justicia y que sabían que en esta unidad podrían darles una nueva identidad.

100 años del horror

La batalla del Somme fue una de las más duras de la Gran Guerra. Los combatientes se pasaron meses dentro de las trincheras, sometidos a bombardeos sistemáticos, tanto mediante artilleria como por fuerzas aéreas. Los aliados perdieron a 624.000 soldados, para ganar tan sólo tres kilómetros de territorio. Los alemanes perdieron casi 500.000 efectivos.

Trinchera británica cerca de la carretera Ovillers-la-Boisselle, julio de 1916, durante la batalla del Somme. John Warwick Brooke. Imperial War Museums.

En buena compañía

Los catalanes no podían incorporarse a las unidades regulares del ejército francés, porque estaban reservadas a los franceses. Así pues, sólo tenían la posibilidad de añadirse a la Legión Extranjera, que creó una unidad especial, el Regimiento de Marcha de la Legión Extranjera, para acoger a los voluntarios extranjeros (en las filas francesas lucharon 32.000). La mayoría de los catalanes se sumaron al primer regimiento. Al lado de los catalanes y lucharon personajes muy conocidos, como el escritor suizo Blaise Cendrars o el poeta norteamericano Alan Seeger. Y también muchos voluntarios checos o de otras nacionalidades minoritarias del imperio austro-húngaro que, como los catalanes, esperaban que una derrota de los imperios les llevara la independencia.

Los cornudos

Los catalanes que lucharon a la Primera Guerra Mundial creían que los aliados, si ganaban, ayudarían a la liberación nacional catalana. No fue así. Francia y los aliados se olvidaron de ellos. Por eso el escritor rosellonés Joan-Daniel Bezsonoff, cuando en 2004 escribió una novela sobre los voluntarios, la tituló La guerra dels cornuts. En Catalunya, fueron usados políticamente por la Lliga Regionalista y más tarde se les olvidaron. Hasta que llegó la República no tuvieron un cierto reconocimiento social. En 1936 se inauguró, en el parque de la Ciutadella, una estatua de Josep Clarà dedicada a ellos.

Monumento a los voluntarios catalanes en la Ciutadella. Josep Clarà. Canaan.