El éxodo de las familias gitanas de la Mina amenazadas después del asesinato de un joven del clan de los Baltasares, ha hecho tomar medidas excepcionales a los municipios del Maresme donde han ido llegando. Tal como avanzaba El Nacional, parte de las familias que han huido del barrio de la Mina y de Sant Roc, en Badalona, se han trasladado a Alella, Tordera y Palafolls.

Las familias hace semanas que viven en grandes casas, algunas de ellas, en urbanizaciones lujosas, que están vacías porque con la crisis inmobiliaria las constructoras fueron a la quiebra. Más allá de la ilegalidad que puede suponer la ocupación, difícil de resolver porque los bancos no denuncian y no se activa el mecanismo judicial para echarlos, su presencia en estos municipios se ve con cierta preocupación por parte de los Ayuntamientos.

El jefe del Área Básica del Baix Maresme, Ventura Comas, califica de "excepcional" la situación y explica a El Nacional que "está habiendo retornos -en sus domicilios de origen. Mucho en cuentagotas". El trabajo de los Mossos sobre el territorio, más allá de la mediación, es la vigilancia y el apoyo a los Ayuntamientos y a los propietarios de las casas donde se han instalado las familias. 

Los Mossos han identificado a los gitanos que han ocupado las casas y se han puesto en contacto con el particulares y los bancos propietarios de los inmuebles afectados. En la mayoría de los casos ya se ha denunciado la ocupación a los juzgados.

Por otra parte, la policía ha intensificado la vigilancia. Hay más patrullaje "para dar seguridad a los vecinos", dice Comas.

Tranquilidad en los Ayuntamientos

Desde hace aproximadamente un mes los municipios de Alella, Tordera y Palafolls han recibido a varias familias gitanas de la Mina y Sant Roc, que buscaban un lugar dónde vivir después de la amenaza de uno de los clanes fuertes del barrio, los Baltasares. La presunta implicación en el asesinato de un joven de este clan por parte de miembros de clanes rivales ha activado la ley no escrita gitana y se han marchado por miedo a represalias. 

Los Ayuntamientos han dado apoyo desde los servicios sociales a estas familias, que una vez fuera de la Mina, no tienen que temer por su seguridad. Han hecho un destierro voluntario, como medida de castigo y prevención a la vez. En Palafolls se ha ofrecido a las familias escolarizar los niños y niñas en la escuela del pueblo si la situación se alarga. En Alella, en un primer momento les dieron mantas, kits de higiene y de alimentación durante los primeros días con el fin de atender las mínimas necesidades básicas, dando cumplimiento al “Protocolo de coordinación para la atención de las situaciones de urgencia social en el municipio de Alella”.