Seguro que os habréis encontrado con aquella situación de volver a casa un atardecer con el coche y pasar por el lado de un campo lleno de girasoles que parece que te llamen a pararte, bajar del vehículo, y tomar algunas instantáneas. La estampa es magnífica, pero, a la vez, cambiante según la hora del día que sea y según el tiempo que haga. "En nuestra casa, los girasoles los encontramos en zonas pre pirenaicas y en las zonas del norte de Girona con climas frescos y de media pluviometría, en primavera y en verano. En otras zonas centrales de Catalunya también están presentes, como los regadíos de Lleida", apunta Carlos Cantero, experto y catedrático del departamento de producción vegetal de la Universidad de Lleida.

Los girasoles (Helianthus annuus) tienen una particularidad que los diferencia del resto de vegetales, donde la mayoría buscan la luz para poder hacer la fotosíntesis, pero no todas de la misma forma como lo hacen los girasoles, que presentan la capacidad de girarse o de eructar totalmente hasta el punto de seguir los rayos solares que varían a lo largo del día. "De especies de girasoles encontramos diversas y son todas ellas originarias de América del norte, en la zona oeste y norte de México," detalla el experto, que explica como fueron llevadas hasta aquí y una vez en las zonas orientales de la Unión Europea se mejoraron para devolverlas en América del norte y en otras zonas del planeta, dónde se cultiva actualmente.

Un campo de girasoles / Foto: Pascal Debrunner - Unsplash

El ciclo vital de esta planta puede variar dependiendo del habitado donde se encuentre. "En el territorio mediterráneo del valle del Ebro el girasol es un cultivo de verano, ya que se siembra entre marzo y en abril y se recoge entre septiembre y octubre". ¿Sin embargo, cómo es que siempre sigue la luz solar, como se lo hace la planta para eructar con tanta facilidad? Eso se explica por el heliotropismo, que es la reacción de un organismo hacia la luz para mejorar la captación y, en consecuencia, la producción. "Como más captación de luz, más fotosíntesis y más producción de biomasa", explica el profesor, que dice cómo este es un mecanismo regulado por la producción de hormonas vegetales, siendo estás principalmente las auxinas.

Por otra parte, Cantero apunta otra opción; "como mecanismo para atraer los insectos, ya que la fecundación es entomógama". El heliotropismo, este movimiento rotacional de la planta, se observa en las hojas y también en los capítulos florales, pero no en los capítulos cuando han acabado la floración, puntualiza el experto, que dice que cuando se llega a este punto, se acaba el movimiento de seguimiento al sol y se quedan orientados en la dirección de la salida del sol.

Los girasoles buscan siempre la luz directa del sol / Foto: Sandip kalal - Unsplash

Aunque se considera que los girasoles son unas plantas y un cultivo resistente a la sequía, el experto relata que no es así, que necesitan agua para producir. Con respecto al sustrato, necesitan suelos normales a fértiles, a pesar de que tienen la fama que crecen sin fertilizar y en terrenos poco fértiles, que puede pasar pero produciendo mucho menos y resultando poco rentables. Cantero reconoce que los girasoles "no son de los cultivos más habituales, ya que para producir de forma rentable necesitan riegos y compiten con alfalfa y maíz a los regadíos, donde estos producen mucho más y son más rentables".

¿Qué extraemos de los girasoles?

A pesar de todo, los girasoles son rentables y, cuando es el caso, estos se utilizan para la producción de grano rico en aceite y proteína, y también como cultivo forrajero. "El girasol como cultivo es una especie oleoproteafinosa, es decir, que se obtiene principalmente aceite que se utiliza para el consumo humano o para la alimentación animal", concluye el profesor.

Girasoles convertidos en obras de arte

Vincent van Gogh pintó Los girasoles / Foto: Wikipedia

Otros, sin embargo, le han encontrado otros usos, ya que más allá de la era actual con Instagram o TikTok, si retrocedemos un tiempo atrás, algunos ya le encontraron la belleza excepcional que los caracteriza, para reproducir su figura en sus obras, destacando el famoso cuadro de Los girasoles, de Vincent Van Gogh. La obra se convirtió con un éxito mundial reconocida en todo el mundo donde se muestra, como la imagen que tenemos todos en mente cuando nos imaginamos los cultivos de girasoles en plena naturaleza siguiendo el sol.