Desde primera hora de la mañana, decenas de fieles han empezado a llegar a Batatais (sureste del Brasil) para acompañar el cuerpo de Pere Casaldàliga, conocido como el "Obispo de pueblo" por su incansable lucha a favor de los indígenas y los menos favorecidos, en el primer adiós que le será hecho en su país de adopción.

El religioso, que nació el 16 de febrero del 2018, murió ayer en esta localidad después de ser ingresado el lunes por problemas respiratorios en el hospital de São Félix do Araguaia (Brasil), donde vivió los últimos años y, por voluntad propia, donde se le enterrará el miércoles. Posteriormente, se lo trasladó al hospital de Batatais, en el estado de Sao Paulo.

funeralcasaldàliga1Un momento de la misa exequial para Pere Casaldàliga

Acto religioso

Los restos de Casaldàliga se han trasladado hoy a la capilla del Centro Universitario Claretiano, donde ha tenido lugar una misa exequial para 400 personas oficiada por el obispo de Ribeirao Preto, Moacir Silva.

Al acabar la ceremonia religiosa, el cuerpo embalsamado viajará hasta el santuario de los mártires, en el municipio de Ribeirão Cascalheira, en Mato Grosso (centro), donde Casaldàliga presenció la muerte de un amigo, el padre João Bosco Penido Burnier (1917-1976), durante la dictadura militar brasileña (1964-1985).

Allí permanecerá todo el lunes y el martes y, después de la eucaristía, su cuerpo será llevado a São Félix do Araguaia, donde Casaldàliga fue obispo hasta el año 2005. Acompañado de sus feligreses más próximos, tendrá la última de las salas de velatorio y el miércoles será sepultado a las 8 horas locales (11 horas GMT).

Mensajes de pésame

"Con su muerte se pierde a un intelectual, un verdadero pastor y profeta de nuestro tiempo", ha indicado a Efe Eder Massakasu Ono, profesor de liturgia de 38 años que ha viajado desde Sorocoba, un municipio situado a más de 350 kilómetros de Batatais -unas cuatro horas en coche- para despedirse del que considera "su maestro".

Al religioso catalán lo conoció a finales de los años 90 en Mato Grosso, durante una misión con la etnia Tapirapé, pero lo recuerda con especial afecto por su sencillez y porque en otra misión, en la cual enfermó, "Dom Pedro" cuidó de él. "Imaginad, él estuvo acompañándome casi todo el tiempo, cosa difícil para un obispo, ya que realmente es una tarea que tenía que ser delegada a otra persona, ha señalado.

La muerte del religioso catalán ha sido llorada en su país natal y en varios países latinoamericanos en los cuales profesó su ministerio, como Nicaragua.

En Brasil, reconocidos líderes de la izquierda, como los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016) han lamentado su muerte con sentidos mensajes.

Luchador a favor de los más pobres

Casaldàliga, que vivía en Brasil desde 1968, nunca volvió a Catalunya desde que partió hacia Brasil hace más de 50 años, aunque mantenía lazos con su tierra.

El religioso catalán fue un revolucionario defensor de los derechos humanos y uno de los impulsores de la Teología de la Liberación, en boga en los años 60 y 70 en América Latina y que creó polémica en la Curia romana por sus postulados sociales próximos al marxismo. También desafió a la dictadura brasileña, defendió durante décadas a las etnias indígenas de la Amazonia y se enfrentó a terratenientes para frenar la violencia en el campo en favor de los más necesitados.