El empresario cárnico leridano acusado de la muerte de su cuñado confesó este miércoles el crimen en el juzgado de Lleida, según adelanta el diario Segre. Josep Puiggròs, de 47 años y vecino de Benavent de Segrià (Segrià), compareció en el juzgado de instrucción 1 a petición propia para cambiar su declaración inicial, en la que se desvinculaba del crimen. El cuñado del acusado, Eduard A., fue visto por última vez el 19 de junio de 2017 en Albesa (Noguera) y se encontró su cadáver cuatro días después en el maletero de un coche en el barrio de Hostafrancs de Barcelona.

Según ha avanzado la ACN, Puiggròs "explicó una versión interesada de los hechos, diciendo sólo lo que quiso sin responder preguntas y sin aclarar detalles". El acusado se encuentra en prisión preventiva desde que fue detenido como sospechoso del crimen. Hasta ahora, sin embargo, había negado tener ningún tipo de relación con la muerte de su cuñado. El acusado declaró el 25 de junio de 2017 en el juzgado de guardia que la víctima tenía deudas con varios prestadores a quien había pedido dinero, para intentarse desvincular de los hechos.

Sin embargo, muchos indicios iniciales ya apuntaban hacia él. Antes del hallazgo del cadáver de Eduard A., en Barcelona, los Mossos d'Esquadra ya sospechaban que Puiggròs tenía alguna cosa que ver con la entonces desaparición de su cuñado. Lo detuvieron dos días antes de la aparición del cuerpo y sólo un día después de que la hermana del detenido y mujer de la víctima denunciara la desaparición de su marido. Además, los investigadores encontraron casquillos de bala en su obrador de Torre-serona (Segrià).

La víctima, Eduard A., fue visto por última vez el lunes 19 de junio en Albesa (Noguera) dentro de un coche gris y su cadáver es el que se encontró el viernes 23 dentro del maletero de este mismo coche, aparcado en el barrio de Hostafrancs de Barcelona. El cadáver se encontraba en adelantado estado de descomposición. El turismo, un Wolkswagen Golf, estaba estacionado en la calle de Béjar, junto al restaurante El racó de l'Alfons y fue un trabajador quien dio la alarma.