Los delitos de odio y discriminación por motivos étnicos, raciales o de origen han aumentado este último año en Catalunya. Concretamente, han crecido un 26%, y la cifra total de casos se sitúa en 153, 32 más que los registrados a lo largo del 2015. Estos datos representan la principal conclusión que se extrae del Balance Delincuencial en Catalunya que realizan anualmente los Mossos d'Esquadra.

Ahora bien, estos datos pueden ser todavía más graves de lo que refleja el informe, ya que en este tipo de delitos sigue habiendo una cifra real oculta porque muchas víctimas prefieren no denunciar por miedo o vergüenza. El jefe del Área Técnica de Proximidad y Atención Ciudadana de la policía catalana, Albert Oliva, sitúa el porcentaje de ocultación entre un 25 y un 40%.

Oliva ha explicado esta mañana que este nuevo escenario preocupa especialmente a los cuerpos de seguridad y, por este motivo, han decidido poner el foco en el auge de los delitos de odio y discriminación. Según detalla el inspector, los Mossos d'Esquadra se dedican especialmente a intentar evitar que los discursos ultras y xenófobos que llegan desde Europa calen en la sociedad catalana. El contexto internacional, pues, es desfavorable.

El crecimiento de la ultraderecha y el populismo en el viejo continente, la crisis de refugiados, los acuerdos europeos antiinmigración y el cierre de fronteras son caldo de cultivo para estos delitos. Así pues, la policía está atenta por si llegan estos discursos y "acaban teniendo influencia en grupos minoritarios", con el fin de tener mayor capacidad de reacción y reducir al máximo su impacto.

No obstante, Albert Oliva lanza un mensaje de tranquilidad. Considera que, de momento, no se ha producido una translación de estas tendencias a Catalunya y que las posiciones xenófobas no han llegado contra los colectivos minoritarios de inmigrantes.