Una pareja se ha visto obligada a abandonar su propia casa después de que los okupas que vivían en la vivienda antes de que la compraran los hayan denunciado por haber cambiado la cerradura. Los hechos han tenido lugar en Calafell y todo indica que la historia tiene cuerda para mucho tiempo.

Melody Bonete, madre de seis hijos, ocupó con su marido hace tres años una casa del municipio tarraconense propiedad de un banco. Según ha explicado a TV3, su marido ahora trabaja, pero sólo cobra 600 euros y se le acabará el contrato el mes que viene. Así, los okupas aseguran que les es muy costoso llegar a final de mes y que no se pueden permitir alquilar una vivienda.

La polémica historia tiene su punto de partida hace un año y medio, cuando la entidad bancaria propietaria de la vivienda la puso a la venta. Una pareja vecina de Calafell ha comprado la casa y actualmente no pueden entrar a vivir porque los okupas no quieren irse.

Los dueños de la casa entraron este jueves aprovechando que no había nadie y cambiaron la cerradura. Los Mossos se desplazaron hasta la zona y les explicaron que les tenían que echar, porque los actuales inquilinos les habían denunciado por allanamiento de morada. Los propietarios se tuvieron que marchar y los okupas volvieron a entrar.

Actualmente, la situación está en punto muerto, con denuncias cruzadas entre unos y otros. La pareja que compró la casa al banco ha denunciado a Melody y su familia por ocupación ilegal.

Negociaciones truncadas

Según detalla TV3, ambas familias han estado negociando cómo hacer el cambio, pero las negociaciones no han ido por buen camino. "Le ofrecimos un piso pagado durante un año, pero siempre está buscando excusas", detalla el propietario, que no ha querido hacer público su nombre.

En un primer momento llegaron a un acuerdo verbal, según el cual los okupas se marcharían si se les pagaban 10.000 euros. El pacto, sin embargo, no ha llegado a buen puerto. Los propietarios contrataron entonces una empresa especializada para presionar a los okupas a fin de que se fueran y controlar las entradas y salidas de la casa. Los propietarios están buscando a un abogado.

Ahora, la pelota está en el tejado del juez, quien tendrá que decidir las condiciones y la fecha en que estos últimos podrán entrar a vivir en su casa.