Maria Sellés y Miquel Roure, son hijos de donantes anónimos y cofundadores de la Asociación de Hijos de Donantes Anónimos de España, una entidad pionera en el Estado español que busca defender los derechos de los nacidos por estas vías. Los dos tienen historias y experiencias vitales diferentes, por su nexo de unión, no saber nada de uno de sus progenitores, porque estos están aparatologías por el anonimato, se han encontrado con la misma incomprensión. A menudo se menosprecia el impacto del anonimato en estos hijos, se les retrae que lo importante es que han nacido y no de quien o se alaba el altruismo de los y las donantes. Sin embargo, consideran que no hay nada más lejos de la realidad. En sistema como el español, donde este tipo de reproducción está prácticamente privatizado completamente y se mueven millones de euros, el anonimato no es nada más que un pilar fundamental del negocio. "No existe el altruismo cuando te pagan dinero", denuncia Sellés.

"La donación de gametos y preembriones es un contrato gratuito, formal y confidencial concertado entre el donante y el centro autorizado", recoge la ley 14/2006. Sin embargo, hay una letra pequeña, los donantes sí que reciben una compensación económica de unos 1.000 euros para las donantes de óvulos y unos 50 para los donantes de semen. Solo para cenar en perspectiva, en el caso de las donantes de óvulos, equivale prácticamente a uno más de trabajo remunerado con el salario mínimo interprofesional (SMI). María Isabel Jociles Rubio, doctora en Sociología, declaró a Lo Salto que la mayoría de las donantes eran mujeres precarias, que tenían salarios bajos o directamente no tenían. Es decir, en una gran parte de los casos, la decisión de dar viene incentivada por la compensación económica.

¿Dónde encaja el anonimato en todo? Este tipo de tratamientos reproductivos abarcan un mercado mucho extiendes que se quiere proteger y la amenaza de hacer caer el anonimato de los donantes, el cual supone un potencial peligro para este mismo negocio, ya que sin el anonimato se prevén menos donaciones. "Me parece de sentido común que si sacaran estas remuneraciones bajarían a los donantes", afirma Sellés, quien apunta que en líneas generales no sería, necesariamente, algo malo para los futuros hijos de donantes: "Cambiaría el perfil de los donantes, sería mucho más respetuoso y consciente y estarían dispuestos a asumir las consecuencias", sentencia.

Un gran negocio y como se explica

Tanto Sellés como Roura denuncian que las clínicas utilizan un lenguaje que deshumaniza todo el proceso de donación y concepción. Un tecnicismo que desvirtúa la magnitud de lo que implican estas donaciones. "Si utilizáramos los conceptos correctos como madre genética, padre biológico u otros, habría mucha gente que retrocedería. Si humanizamos y dignificamos a las personas que nacemos, si bajarán a los donantes, porque de golpe toda la gente que hace de manera inconsciente e irresponsable lo dejará de hacer, pero se mantendría los que realmente son conscientes de lo que hacen".

"Si no quieres ser padre o madre, donde no tienes que ir, está en una clínica a dar esperma u óvulos", resume Roura, que subraya: "La narrativa que se utiliza va a esconder una realidad fáctica que es innegable. Nadie puede negar que yo tengo un progenitor biológico".

Maria Sellés Vidal / Foto: Montse Giralt

Maria Sellés Vidal sostiene que si se dejara de lado los conceptos como "donando" y se utilizaran otros como "padre o madre genética", las personas que dan serían más conscientes de las implicaciones / Foto: Montse Giralt

Los derechos de los niños, los deseos de los adultos

Una pregunta recurrente a que los dos han hecho frente a su vida es: ¿por qué quieres saber quién es el donante? Para|Por aquellas personas que no se encuentran en esta situación puede ser difícil de comprender, qué interés hay detrás de la figura de un progenitor que nunca ha formado parte de la vida de aquella persona. Para empezar, hay antecedentes médicos o información genética que puede ser de gran interés por los hijos de donantes. Pero además, hay una cuestión que por gran parte de la población se da por sentada: la identidad genética. "Lo que nos forma son muchas cosas. No es que una sea más importante que la otra, yo no lo digo que la genética sea más importante que el contexto sociocultural. Todo es importante y se trata que nadie decida para|por mí a qué elementos que conforman mi identidad tengo acceso o no".

"Las personas no piensan porque si lo tienes, no lo encuentras en faltar", resume Sellés. Desde fuera, el concepto de buscar la identidad genética puede ser extraño o incluso superfluo para todas aquellas personas que solo de mirarse en el espejo y en las fotografías del álbum familiar encuentran los puntos comunes con progenitores y ancestros que tienen al alcance de la mano. A pesar de todo, Roura reflexiona: "Me hace gracia que se quiera invisibilizar esta necesidad de búsqueda de los orígenes, cuando realmente el ser humano en conjunto tiene una necesidad espectacular de buscar los orígenes. El último Premio Nobel de Medicina fue para un trabajo de genética que hacía la genealogía hasta llegar a los neandertales. Es inherente al ser humano preguntarse de dónde viene y cuál es su historia. ¿Por qué se decide que yo no tengo derecho a saber, a poseer la información en la cual estoy conectada?".

Ellos mismos responden a esta pregunta: todo el proceso se centra en los deseos de los adultos y no en la situación que vivirá el futurible niño. "Se hace todo desde la mira de los adultos. Incluso se habla del derecho a la familia, que sí que existe, pero existe para los niños, no para los adultos", expone Sellés que remarca: "En esta sociedad adultocentrista en que vivimos se ha retorcido completamente y se ha centrado el derecho a tener familia en unos adultos que por lo que sea no pueden tener familia. Se está pervirtiendo este derecho". Roura rechaza la idea de que los donantes puedan tenor derecho al anonimato: "El hecho de dar no te puede generar un derecho".

Maria Sellés Vidal / Foto: Montse Giralt

Maria Sellés Vidal apunta que en los procesos de reproducción asitía la mirada se centra en los adultos, no en el futuro de los niños / Foto: Montse Giralt

Reconstruyendo el árbol genealógico y el auténtico altruismo

Países como Portugal o los Países Bajos regulan las donaciones sin anonimato y otros como Francia o el Reino Unido tienen un modelo mixto, entre anonimato y sin. Mientras tanto, en España, el anonimato es un pilar de todo el proceso. Eso no quiere decir que no haya maneras de rastrear los orígenes genéticos de una persona nacida de donante. Hay compañías que se dedican a los análisis genéticos que te muestran tus orígenes. "Te dicen tus orígenes genéticos y, como tienen todo un banco, otras personas que se han hecho el test , puedes hacer match, como si fuera Tinder, pero haces match genético". Es decir, te muestran con qué personas ten parentesco de las que se han hecho el test.

Después del 30 Minuts, Gens anònims, varias personas no solo se acercaron a la Asociación de Hijos de Donantes, sino que dieron el paso de hacerse este test y así es como dos hermanos se han encontrado por primera vez. Tanto Sellés como Roura se han hecho estas pruebas. "Yo, por ejemplo, me las he hecho y me ha permitido ubicar cuál es la familia biológica a un nivel un poco amplio. No puedo identificar a quien podría haber sido el donante, pero he encontrado grados familiares hasta primo hermano, primos, segundos... triangulando, queda bastante ubicado donde debe estar", relata Miquel Roura.

Que cualquier persona recurra a estos tests es positivo para su colectivo. Sin embargo, advierten que no es un recurso que pueda ser cómodo para todo el mundo. "Hace falta que la gente se informe. Al final estás dando tus datos biológicos a una empresa privada. Yo he hecho el balance y me compensa, pero entiendo completamente que haya gente que no quiera dar estos datos a una empresa privada", reconoce Sellés.

Sin embargo, hay gente que si se anima a engrasar esta base de datos, incluso mismos donantes anónimos, que ahora quieren salir a la luz. "Han contratado donantes con la Asociación y nos quieren facilitar sus datos. A mí eso sí que me parece un paso hacia el altruismo y creo que se tiene que destacar que eso está pasando", subraya a Roure. El movimiento para abolir el anonimato de los donantes se ha extendido por Europa y poco a poco ha ido cambiando legislaciones en varios países. En el Estado español todo es muy incipiente, pero el nacimiento de entidades como la fundada por Sellés y Roura apuntan que uno nuevo debate político se cerneix sobre la sociedad.