Las plataformas Tanquem els CIE, Irídia y PAHC Bages han denunciado que un interno del CIE de la Zona Franca fue agredido el pasado 3 de febrero por parte de cuatro agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Los hechos se produjeron, según el escrito dirigido al Juzgado de guardia, cuando los agentes encerraron a dos internos en una habitación. A uno lo empujaron contra la pared y lo dejaron marcharse, mientras que el otro lo inmovilizaron, abofetearon y golpearon con patadas en los brazos y piernas. La agresión tuvo lugar después de que un funcionario hubiera cogido por el cuello a un interno en el patio y sus compañeros le reprocharan los hechos dos días antes.

Está previsto que el joven agredido sea deportado mañana y por eso las plataformas denunciantes han exigido que se suspenda este proceso para que pueda declarar. Por su parte, el CNP ha negado los hechos y han atribuido la denuncia al intento de detener la expulsión.

Fuentes de la policía española han restado veracidad a los hechos relatados en la denuncia porque el servicio médico ajeno al cuerpo que está en el CIE las 24 horas –la Cruz Roja– no recibió ninguna visita de los internos agredidos. Además, ante cualquier indicio tienen la obligación de trasladarlo al juzgado de guardia, según añaden.

Desde el CNP también detallan que hay un juzgado de vigilancia y un servicio jurídico permanente y tampoco han recibido ninguna constancia de los hechos, aunque se habrían producido hace unos diez días. Por último, señalan que el centro dispone de muchas cámaras y aunque la agresión hubiera tenido lugar en un punto ciego se podría haber seguido el recorrido de los agentes y los internos.

Las plataformas denunciantes, mientras tanto, han exigido que se abra una investigación y que se suspenda la deportación del interno presuntamente agredido para investigar a los agentes responsables y para que los hechos "no queden impunes".

Según consta en la denuncia, el joven agredido pasó un reconocimiento médico —aunque asegura que la Cruz Roja no le dio ningún informe de asistencia médica— y los agentes habrían ido a su habitación de madrugada para disculparse y pedirle que no presentara denuncia. También, afirma que ha sufrido daños físicos —con dolores por los empujones y golpes en el tobillo— y psíquicos —con síntomas de angustia y estado de ánimo alterado—.