A medida que la lava del volcán de La Palma se acerca al mar se ha abierto la incógnita por quien será el propietario del nuevo terreno que se gane al océano. Y la respuesta es que el propietario será el Estado español.

Según la ley de costas española, pertenecen al dominio público marítimo terrestre estatal los terrenos o islas que estén formadas o se formen por causas naturales en el mar territorial o en las aguas interiores de los ríos, hasta donde se hagan sensibles las mareas. Los terrenos serán "inalienables, imprescriptibles e inembargables".

En el caso del interior de la isla, el vulcanólogo José Luis Barrera, ha explicado a Europa Press que los terrenos privados que queden bajo la colada volcánica seguirán siendo de sus propietarios. "Sólo será automáticamente del Estado el nuevo terreno que se genere si la lava llega al mar. Entonces este terreno será de dominio público", insiste.

No obstante, los dueños de las propiedades sepultadas ya no podrán volver a construir encima, a menos que se modifique lo que es patrimonio geológico o histórico y "probablemente" estas hectáreas engullidas por el volcán serán declaradas zona protegida.

Asimismo, el geólogo recuerda que la Ley del suelo en vigor establece que la utilización de los terrenos con valores ambientales, culturales, históricos, arqueológicos, científicos y paisajísticos que sean objeto de protección por la legislación, quedará siempre sometida a la preservación de estos valores, y comprenderá únicamente los actos de alteración del estado natural de los terrenos que aquella legislación expresamente autorice.

De esta manera, comenta que ahora está en manos de las administraciones qué hacer con estas propiedades: si intercambian los terrenos de los propietarios con otros nuevos, o si construyen una nueva aldea o pueblo para reubicar a los afectados, y, en definitiva, señala que queda un proceso "complejo" por delante. Según su opinión, lo más "barato" sería construir una pequeña aldea nueva, con casas nuevas y que se otorgaran metros cuadrados similares a los que tenían previamente los propietarios.

Barrera advierte, sin embargo, que será muy importante determinar dónde se establece otra vez la población sin riesgo volcánico, porque "al lado de la Cumbre Veja saldrá otro volcán". "Esta no será la última erupción, puede volver a producirse dentro de, por ejemplo, 20 años, porque el manto terrestre está muy próximo a la superficie, a unos 15 kilómetros de profundidad," insiste. El geólogo compara la distancia con los sistemas volcánicos del Campo de Gibraltar, donde la corteza terrestre es de unos 35 kilómetros de grosor, más del doble.

Una vez se dé por finalizada la erupción habrá que esperar a que la lava se enfríe y se solidifique. ¿Cuánto de tiempo llevará, eso? Es difícil de determinar, pero hay experiencias anteriores y especificidades de los volcanes de la zona que permiten aproximar cuando se podrán recuperar estos terrenos.