Nueve de cada diez incendios forestales de nuestro país estan provocados por la acción humana. Sean intencionados, accidentales o naturales, conocer qué ha causado un fuego es una herramienta fundamental para evitar otros o para dirimir responsabilidades. Cuando la policía investiga un crimen puede disponer de cámaras de seguridad o testigos que facilitan mucho la investigación, pero en el caso de los incendios forestales los Agentes Rurales no tienen herramientas tan directas para resolver los misterios. Sin embargo, según explican, el fuego nos habla y hay que escucharlo atentamente para descubrir el porqué de las llamas.

¿Cómo se investigan los fuegos?

Entre otras muchas tareas, los Agentes Rurales de Catalunya son los encargados de investigar los incendios. Aunque hace años era un trabajo mucho más rudimentario, ahora, las nuevas tecnologías y el aumento de los recursos hacen más fácil la resolución. Por una parte, trabajan con drones que sirven para ver los carriles de fuego. Las vistas generales ayudan mucho a entender un incendio, ya que pueden indicar desde dónde se ha iniciado, qué camino ha seguido o qué y cómo ha quemado. Por otra parte, también disponen de patrullas caninas que detectan acelerantes del fuego como podría ser la gasolina. Eso, sumado a los datos meteorológicos y las observaciones y estudios sobre el terreno quemado, dan pistas claras sobre cómo se podría haber iniciado un fuego.

"El fuego es un idioma. Y cuantas más palabras sabes y conoces, más fácil es. Buscamos todas las evidencias que ha dejado el fuego y la actividad humana. Miramos milímetro a milímetro. Nos la tenemos que mirar y descubrir por qué una rama se ha quemado de una manera u otra", asegura el agente David Roig.

La investigación y el conocimiento del origen del fuego no solo sirve para buscar culpables en caso necesario, sino también para articular políticas de prevención. Toda la información que se obtiene permite definir cuáles son las situaciones de más riesgo y las causas más comunes y eso hace que se puedan crear medidas preventivas más concretas. En caso de que el incendio haya sido provocado, entonces se abrirían las vías penales y procedimientos correspondientes.

¿Cómo se prevé este verano?

Este año la campaña de incendios forestales será larga y complicada. De hecho, en el mes de junio las cifras de incendios ya se han disparado y nos encontramos en una situación climatológica de sequía que hace que los augurios no sean buenos. Este verano viene marcado por un invierno que, por segundo año consecutivo, ha sido seco, sobre todo en la zona central del país. En las comarcas de Ponent las temperaturas pueden llegar a los 40 grados y, sumadas a unas humedades relativas inferiores al 10 %, son especialmente peligrosas con respecto al inicio de fuegos. Eso, sumado a todos los efectos del cambio climático y el abandono del campo, ha hecho que estemos en una situación peligrosa. Por este motivo, hay que extremar las precauciones de prevención, con acciones como no encender fuego en zonas boscosas o hacer una barbacoa, no encender petardos ni cohetes a menos de 500 metros de zonas boscosas o de vegetación o no tirar nunca, en ningún caso, colillas cuando circulamos por la carretera.

Este verano la campaña contará con más de 5.000 servidores públicos, unos cuarenta medios aéreos, 1.200 medios terrestres y 16 drones del cuerpo de Agents Rurals. Además, se ha reforzado el cuerpo de Bombers con más de 500 personas y las Asociaciones de Voluntarios de Protección Civil también colaborarán haciendo funciones de sensibilización y prevención ante el riesgo.