En Olvan está la mayor reserva de asnos catalanes de todo el mundo. Una raza que, durante años, se exportó por todas partes, pero que ahora está prácticamente en peligro de extinción. La crisis de la Covid-19 la amenaza todavía más: el centro ha dejado de recibir visitas, tampoco hay gente que compre y los que tienen, no lo hacen reproducir para evitar gastos.

Fuives es un ejemplo de la afectación que la pandemia tiene en los centros de animales, donde se han dejado de acoger visitas y, por lo tanto, de recibir ingresos. La Xarxa per la Conservacin de la Natura calcula que, en Catalunya, hay unas ochenta de entidades que se dedican a la conservación de la naturaleza y la biodiversidad. Algunas han visto reducidos sus ingresos en un 70%, y ahora su futuro está en juego.

La masía Camadoca, en Santa Maria de Merlès (Berguedà), es un centro gestionado por la Asociación de Defensa y Estudio de la Fauna y Flora Autóctona (ADEFFA) que lleva a cabo varios proyectos de conservación de la fauna en el Berguedà. Tienen unos 500 animales, muchos de ellos heridos por|para la actividad humana como, por ejemplo, atropellos o choques con hilos eléctricos. Aquí, algunos animales se recuperan y vuelven a ser liberados, y otros, en cambio, se quedan en el refugio.

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Centro de conservación de Merlès / ACN

Mantenerlos representa un coste que, mensualmente, supera los 4.000 euros. Antes de la pandemia, el centro acogía visitas, sobre todo de escolares, y eso los permitía subsistir económicamente, pero ahora, por culpa de las restricciones, no pueden hacer y, por lo tanto, han dejado de recibir ingresos. Si la situación se alarga, Camadoca tendrá que cerrar y como ella, en Catalunya, hay unas ochenta de entidades que están en peligro por culpa de esta crisis.

Sin visitas, tampoco se hace sensibilización ambiental

Sandra Carrera, coordinadora de la Red para la Conservación de la Naturaleza, pone sobre la mesa el hecho de que estas entidades son "claves" para la sociedad, ya que hacen una tarea "muy importante" para la recuperación del hábitat y los ecosistemas, "que ya se ha demostrado que son esenciales para la vida porque, al final, conservar la naturaleza es conservar nuestra salud".

Pero no sólo eso, estos centros también llevan a cabo una importante tarea de sensibilización ambiental que, ahora, sin visitas, se ha dejado de hacer. "Nosotros necesitamos las escuelas, pero las escuelas también nos necesitan a nosotros", asegura Núria Valls, responsable de Camadoca.

Por eso, esperan recuperar pronto las visitas escolares o familiares, y superar así la crisis sin perder ninguna entidad por el camino. Antes de que eso pase, algunas se han tenido que reinventar. Es el caso de Fuives, que ha sacado al mercado una línea ecológica de productos de cosmética elaborados con leche de burra. "Reinventarse o morir", dice el suyo responsable, Joan Gassó.