Si bien es cierto que nadie nos obliga a beber alcohol durante las celebraciones, son pocos los que no asocian brindar por los éxitos y los encuentros con una copa de cava o acompañar los encuentros familiares o reuniones de amigos con bebidas alcohólicas. Y la Navidad tampoco se escapa. "El alcohol está ligado a las comidas festivas, a cualquier celebración propia de estas festividades, la sobremesa pero también con los aperitivos y a las comidas de los días no festivos".
Normalmente se asocia la Navidad con la familia, comidas, alcohol, regalos, y por qué no decirlo, comidas que recargan. Tenemos un problema y es que la población en general asume que las festividades navideñas suelen ser peligrosas para mantener el peso corporal. Y de hecho, de motivos parece que no faltan", explica la doctora Anna Costa Corredor, dietista-nutricionista y portavoz del Col·legi de dietistes-nutricionistes de Catalunya (CoDiNuCAT). "Tenemos en pocos días una concentración de comidas y celebraciones con un fuerte componente social, donde las preparaciones culinarias son las grandes protagonistas. Se consumen más bebidas alcohólicas de lo que es habitual", y además, insiste en que "hacemos una inadecuada de asociación entre celebración y excesos en el consumo, cuando no tendría que serlo de forma obligada".
De esta manera, Costa Corredor comenta que en el consumo de alcohol también tenemos que tener en cuenta el punto de vista calórico. "En concreto, cada gramo nos aporta 7 Kcal". Así, estas son las cantidades calóricas que podríamos llegar a ingerir, según detalla la experta.
- 1 copa de vino o cava o champán (130 ml, 12º) = 11 kcal
- 1 media de cerveza (330 ml, 5º) = 115 kcal
- 1 copa de vermú (100 ml, 13º) = 91 kcal
- 1 vaso de güisqui o ginebra (75 ml, 35º) = 184 kcal + posible refresco azucarado
- 1 copita de ratafía u otro licor de hierbas (30 ml, 30º) = 63 kcal
"Estas bebidas suelen estar presentes bastantes días durante estas fiestas y de forma reiterada", ha expuesto. "No quiere decir que las tengamos que prohibir pero hay que reducir su presencia al máximo", añade.
Además, recomienda que no falte el agua en la mesa, ya sea con gas o sin. "Uno o dos vasos ayudan a saciarnos el hambre y la sed, y a moderar el alcohol", detalla.