¡Pero si sois clavados!”. Seguro que alguien ha escuchado esto más de una vez. Reconozcámoslo: hay gente que nos cruzamos por la calle a la que nos parecemos muchísimo, y siempre ha existido la teoría de que todo el mundo tiene ‘un doble’. Pues así es. Lo ha demostrado la ciencia. Investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras han descubierto la explicación biológica de por qué todas las personas tienen un doble sin ninguna relación de parentesco: comparten características genéticas en los genes que conforman los rasgos faciales. La investigación ha estado dirigida por Manel Esteller y se publica hoy en la revista Cell Report. Según los investigadores, este descubrimiento podría ayudar en la identificación de personas a partir del material genético, que sería de gran ayuda en medicina legal y forense.

Hasta ahora se había extendido la teoría de que existían dos personas clavadas en el mundo y que, por lo tanto, todo el mundo tenía su ‘doble’ en algún lugar del planeta a pesar de no tener ningún vínculo familiar. Eran todo suposiciones. No tenía ninguna justificación genética, pero a pesar de eso era real; y así lo ha demostrado ahora la ciencia. Tal como cuenta la agencia EFE, ha sido a partir de la irrupción de internet y las redes sociales, en la que se comparten millones de fotografías personales en todo el planeta, la que ha evidenciado que la existencia de copias entre las caras de los humanos sería más frecuente de lo que se creía.

El catedrático de Genética de la Universidad de Barcelona y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, Manel Esteller, ha explicado que "la aparición de 'dobles' de una persona, como si fueran fotocopias, ha sido motivo de atención en las artes y la cultura popular, pero nunca ha sido abordada desde el punto de vista científico".

"Nosotros lo que hemos hecho es recopilar material biológico de estos individuos extremadamente parecidos (también llamados 'look-alike' en inglés o 'doppelgänger' en alemán) para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud", ha señalado el genetista.

Los investigadores sometieron a personas con semejanzas razonables a programas de reconocimiento facial para descubrir parejas de individuos que eran casi indistinguibles entre sí. Después, analizaron su secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (mecanismos regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma). Los resultados permitieron descubrir que los dobles humanos comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con genes involucrados en la formación de la boca, nariz, ojos, barbilla y frente.