"Vuelve a ser Sant Jordi de verdad". Así define el día de hoy a uno de los millares de catalanes y catalanas que este 23 de abril han vuelto a salir en la calle para vivir la festividad después del paro del año pasado. Este año, Sant Jordi se vive con optimismo y, como muchos ciudadanos apuntan, "con más ganas que nunca".

La Covid, sin embargo, todavía ha obligado a cambiar algunas de las tradiciones de este día tan especial. La distancia, los aforos y las mascarillas todavía son protagonistas de este Sant Jordi y, además, el virus ha obligado a descentralizar los actos y las paradas, un hecho que ha beneficiado los territorios y que no todo el mundo ha visto con malos ojos.

Más allá de Barcelona, Catalunya ha vuelto a oír|sentir el olor de libros y las calles se han vuelto a teñir del rojo de las rosas.

 

Lleida se adapta

Los leridanos han llenado desde primera hora de la mañana la avenida Francesc Macià, el escenario escogido este año para garantizar las medidas de seguridad. Visitantes y paradistas han coincidido en que ya tenían "ganas" de volver a celebrar esta fiesta después de suspenderse el año pasado por|para la Covid-19 y que este cambio de ubicación es un "acierto" porque permite guardar distancias ya que es más ancho que el Eje Comercial.

El espacio cuenta con dos entradas y salidas limitadas por vallas, gel hidroalcohòlic y aforo limitado a mil personas. Se han ubicado diez librerías y editoriales, la parada de la Concejalía y seis floristerías, todas de profesionales del gremio. La avenida se ha cortado parcialmente al tráfico para facilitar la circulación de personas.

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Imagen: Lleida durante este Sant Jordi 2021 / ACN

El encanto de Girona, en su máximo esplendor

También Sant Jordi con regusto de normalidad en Girona, si no fuera por las mascarillas, el gel hidroalcohòlic, la distancia de seguridad y los controles de acceso obligados por la pandemia. A lo largo de la mañana, buena afluencia tanto a la explanada de la Copa (donde hay los puestos de floristerías y librerías) como a la Dehesa, el espacio reservado a las entidades. Entre un lugar y el otro se reparten una sesentena de paradas|puestos. En algunos momentos, se han empezado a formar colas bajo un solo radián para acceder. Los paradistas y los gerundenses se han entregado a disfrutar de la festividad, sobre todo después de que el confinamiento restañara el Sant Jordi del 2020. Por toda la ciudad, también hay puntos de venta justo ante los comercios.

Muy cerca, Figueres celebra este viernes el Sant Jordi más atípico con una setentena de paradas distribuidas entre la Rambla y la plaza Catalunya y con control de aforo. Desde primera hora, los estands de los dos espacios han recibido una gran afluencia de visitantes. Tanto está en cuanto|así que, en varios momentos, se han generado colas en los accesos.

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Imagen: Figueres / ACN

Las Tierras del Ebro apuestan por los autores locales

Satisfacción en Tortosa donde la festividad también está recuperando las sensaciones perdidas. El tiempo acompaña, se han sacado puestos en la calle de forma esponjada y repartidas por todos los barrios, y los escritores firman en varios establecimientos y en grupos reducidos. La afluencia a librerías y floristerías es alta desde primera hora e incluso están vendiendo más de lo que se había previsto. "La gente tenía ganas y el año pasado nos lo pasaron muy mal y teníamos mucha ilusión por este día", ha apuntado a Rosa Tost, de la Floristería Tost de Tortosa.

En el Ebro se presentan más de 90 novedades editoriales del territorio. El premiado 'Las Closcas' de Laia Viñas y el cuento infantil de Carme Forcadell están siendo los más demandados.

El corazón de Catalunya también late

Las plazas y calles de la Catalunya Central han recibido un goteo constante de visitantes este viernes con motivo de la celebración de la festividad de Sant Jordi. Manresa, Vic e Igualada han sacado las tradicionales paradas de libros y rosas en la calle en espacios perimetrats y controles de aforo para cumplir las medidas sanitarias de la Covid-19.

En Moià, por ejemplo, los alumnos de todas las escuelas han protagonizado una lectura de textos en diferentes plazas del municipio. Lo suele y la subida de temperaturas que acompaña esta festividad de Sant Jordi también ha favorecido que más gente haya salido a la calle. Es el caso de la Fina, una vecina de Vic, que está especialmente contenta, ya que es el primer Sant Jordi que puede vivir con su nieta de dos años.

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Imatge:Els calles de Vic / ACN

Tarragona celebra la "normalidad"

Tarragona vuelve a celebrar la Diada de Sant Jordi en unas condiciones bastante similares a las de antes de la pandemia. Después de un 2020 sin fiesta el 23 de abril y de una jornada descafeinada en julio, los tarraconenses se vuelven a reunir en la vía más icónica de la ciudad para comprar libros y rosas. Sin embargo, la Covid-19 ha obligado a tomar medidas extraordinarias.

De entrada se ha reducido el espacio expositivo a dos tramos, sólo se ha permitido la presencia de librerías y floristerías profesionales y se ha establecido un control de aforo para evitar aglomeraciones. Eso ha hecho que desde casi primera hora se hayan formado colas. Todo hace que los libreros prevean facturar un 50% de lo que era habitual, pero a pesar de eso se dan por satisfechos.