Hay discusiones y discusiones. Algunas más respetuosas que otras. ¿Y después está también el eterno debate sobre si son buenas o no las discusiones en una pareja? Una pareja más sana no es la que no discute, sino la que sabe resolver los conflictos juntos. Por eso al psicólogo especializado doblas Sebastián Girona dice que hace falta aprender a luchar y partir de la base que los conflictos son inherentes a las parejas en general. Girona, argentino establecido en Barcelona, destaca que las parejas siempre se pelearán y tienen que aprender a hacerlo: a resolver los conflictos y a darse el tiempo necesario porque algunas personas necesitan tomar distancia antes de poder enfrentarse a una situación.

¿En este contexto, sin embargo, es sano pelearse? "Creo que no sólo es sano sino también necesario. Las parejas tienen que aprender a luchar, no hacerlo de cualquier manera, entendiendo por eso poder conocer los tiempos y las formas de cada uno de los integrantes de la pareja para resolver conflictos. Para aprender algo hay que hacerlo y si la pareja llega a esta madurez, no evitará los conflictos porque son inherentes a cualquier vínculo, pero sí que evitará que estas peleas escalen y se conviertan en crisis de pareja. Desconfío de las parejas que no se pelean nunca".

Y es que según Girona, los conflictos forman parte de la pareja porque por más que tengamos muchas cosas en común siempre tenemos diferencias y estas diferencias son las que generan peleas. "La mayoría de parejas discuten por cosas que se repiten dependiendo de la etapa de la vida dónde se encuentra esta relación. Muchas peleas se presentan por los trabajos de la casa, el dinero, la educación de los hijos, la frecuencia en las relaciones sexuales y la relación con la familia política".

Los bucles de las discusiones

Está claro, sin embargo, que algunas discusiones pueden convertirse en bucles eternos. "Hoy se sabe, a partir de estudios científicos, que las parejas tienen problemas que tienen solución y problemas que no podrán solucionar, o sea que la pareja discutirá por este tema el primer año de la relación y el quinto también".

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Una pareja contempla un mar enfadado / Unsplash

Cuando pasan estas cosas, Girona destaca que "lo primero que hay que hacer es intentar solucionar los problemas que tienen solución porque el hecho de que sean solucionables no quiere decir que se solucionen solos. Con los segundos, los que no tienen solución, lo que hace falta tratar de hacer es que no se instalen, que no se profundicen, que no se transformen en problemas graves, por eso una gran herramienta suele ser introducir cierta dosis de humor al tema, intentar verlo desde otro punto de vista que no sea dramático. Por descontado que dentro de los problemas que no tienen solución hay problemas más graves que otros".

La línea fina entre la admiración y la idealización

De esta manera, puede parecer difícil establecer unas bases para la construcción de una relación sana y sostenible en el tiempo (si es lo que se quiere). Girona, sin embargo, insiste que hay ciertas claves que tienen que presentar una pareja para conseguirlo. "Una pareja sana tiene que tener cierta cuota de admiración, es decir que tengo que admirar un poco a mi pareja sin que, por descontado eso llegue a la idealización, también tiene que haber un porcentaje de solidaridad entre sus integrantes, y un porcentaje de amistad también, sin llegar a ser solo amigos".

El equilibrio entre la amistad y el erotismo también es un punto que no se puede pasar por alto. "Por descontado tiene que existir el factor erótico y sexual porque si no, no sería una pareja y por último y fundamental, tiene que estar el compañerismo que es tan importante como el factor erótico. Como si todo eso fuera poco, la pareja tiene que tener un proyecto en común, que sea de los dos, como hacer un viaje o comprar una casa y al mismo tiempo un proyecto individual de cada uno de los miembros de la relación", conluye.

 

 

Imagen principal: una pareja se discute a gritos / Unsplash