Juan Andrés Benítez murió el 5 de octubre del 2013 después de una polémica intervención policial en el Raval. Cinco años después, la muerte del empresario de 50 años se ha convertido en un símbolo de desobediencia y de lucha contra la especulación en el barrio gracias al solar okupado que lleva su nombre en homenaje. El Ágora Juan Andrés es un punto de referencia clave para los movimientos vecinales del Raval, un espacio inédito en una zona de la ciudad históricamente caracterizada por su densidad y que se enfrenta a un desalojo inminente.

La historia de la ocupación del solar se remonta a aquella fatídica noche de hace cinco años. Los Mossos acudieron a la calle de la Aurora aquel sábado alertados por una pelea que había protagonizado la víctima con otro vecino, Elias. Cuando llegó la policía, Benítez se disponía a marcharse del lugar de los hechos. Una agente lo retuvo para identificarlo y el empresario intentó deshacerse agresivamente.

Entonces, un grupo de mossos saltó para ayudar a la compañera y procedieron a reducirlo. Los agentes lo tumbaron boca abajo y, después de unos momentos de forcejeo, lo esposaron y le ligaron los tobillos con un cinturón. Benítez sufrió un paro cardiaco provocado por la suma de lesiones –algunas provocadas por los agentes que le propinaron patadas, puñetazos y golpes de rodilla con el fin de inmovilizarlo- y por las arritmias que arrastraba la víctima.

Careta de Juan Andrés Benítez

En el llamado caso Raval, seis mossos fueron condenados a dos años de suspensión de sueldo y de trabajo y a cinco años en libertad vigilada por una actuación "desproporcionada", que duró hasta 12 minutos y que "incumplía" los protocolos policiales.

En el primer aniversario de los hechos, un grupo de vecinos decidió ocupar de manera espontánea el solar convertido en vertedero improvisado que había en la misma calle de la Aurora para realizar los actos de homenaje a Benítez. "Nos tuvimos que calzar las botas porque había más de un centenar de jeringas por el suelo", recuerda Miquel Vallès, portavoz del Ágora Juan Andrés. Este vecino lleva casi tres décadas viviendo en el Raval y ha sido testigo de todos los intentos de apertura del barrio al resto de la ciudad y también de su "deterioro" más reciente.

Agora Juan Andrés Benítez

Para Vallès, el trabajo realizado en el solar ocupado ha conseguido "recuperar mucho tejido social" y ha permitido dotar en el Raval de un punto de encuentro, un espacio de pedagogía y núcleo de debate autogestionado en favor de la cultura donde todo el mundo es bienvenido. En el Ágora Juan Andrés si realizan charlas de todo tipo, actos culturales, proyecciones de cine e incluso cuenta con su propio huerto urbano.

Sin embargo, el papel más importante que lleva a cabo el solar es en el ámbito reivindicativo. El espacio es un símbolo en sí mismo de la lucha contra la reforma urbanística y la especulación en el barrio. El solar es propiedad de Triquell y García, una sociedad que según explica Vallès acumularía una "deuda superior al millón de euros" y que habría pactado una condonación de la deuda con la Sareb a cambio de dejar el "terreno limpio".

Protesta Agora Juan Andrés Benítez

El juicio por la ocupación del Ágora será el próximo 17 de octubre. Ante el inminente desalojo, cerca de 200 personas se manifestaron el pasado sábado para reivindicar la ocupación del solar y para recordar el quinto aniversario de la muerte de Benítez.

Protesta Agora Juan Andrés Benítez

Bajo lemas como "Fuera especuladores del barrio" o "Juan Andrés, ni olvido ni perdón", la protesta que empezó en el Raval, se disponía a llegar hasta la plaza Sant Jaume por la calle Ferran, cuando fueron parados por un amplio dispositivo policial. Después de unos momentos de tensión, una portavoz de la comitiva leyó un manifiesto a pocos centímetros del cabo de los agentes y un grupo de manifestantes encendieron velas y pusieron plantas -con tiesto incluido- a los pies de los mossos, simbolizando el espacio verde del Ágora.