La autopsia de la niña de 13 años asesinada la semana pasada en Vilanova i la Geltrú ha descartado que la víctima fuera violada y ha certificado que murió por asfixia. Según la información a la que ha tenido acceso ACN, el cadáver de la menor presentaba heridas en torno al cuello compatibles con la asfixia por parte de un adulto y con el uso de una cuerda, a la vez que tenía numerosas heridas de arma blanca repartidas por todo el cuerpo.

La autopsia afirma que algunas de estas heridas son posteriores a la muerte, pero apunta que no hay suficientes elementos que permitan determinar si algunos cortes se produjeron de forma previa. Al mismo tiempo, si bien se descarta la violación, el informe constata que la víctima tenía signos de manipulación genital.

El resultado de la prueba de ADN que la semana pasada se le practicó al único arrestado y principal sospechoso del crimen servirá para determinar si él abusó de la víctima. Mientras tanto, el hombre sostiene que no recuerda haber matado a la menor y asegura que una tercera persona accedió a la vivienda, afirmando que él se encontró el cadáver sin saber qué había pasado.

La autopsia ha certificado las conclusiones del informe preliminar hechas publicas la semana pasada en relación a la muerte por asfixia. Según el forense, la víctima sufrió un "estrangulamiento manual y de un lazo" y también tenía un trozo de bolígrafo en la garganta.

Intento de "deshacerse" del cuerpo

Por otra parte, según recoge el sumario del caso, la policía sospecha que el hombre acusado de ser el presunto autor de la muerte de la menor habría intentado "deshacerse" del cadáver. Los Mossos D'Esquadra basan esta hipótesis en el hecho de que el cuerpo apareció apoyado en una maleta abierta al lado de un carretón de supermercado, y los dos objetos estaban manchados de sangre.

Según la policía, estos elementos evidencian "la voluntad de utilizarlos para deshacerse del cuerpo de forma discreta", a la vez que destaca que el hombre estuvo limpiando con lejía con un estropajo y un cubo que después aparecieron con restos de sangre.

Casi diez días después de los hechos, los Mossos D'Esquadra siguen analizando todas las pruebas recogidas en el piso del detenido, como varias muestras de pelo y una uña, las cuales permitirán avanzar en la investigación y acotar la relación del arrestado con el crimen. La policía también trabaja en el análisis de varias tarjetas de telefonía móvil y varias prendas de ropa manchadas de sangre que se recogieron durante un extenso registro de casi doce horas.

Doce testigos

Mientras avanza la investigación policial, este jueves la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Vilanova i la Geltrú ha citado a declarar doce testigos. La magistrada quiere escuchar las aportaciones de los dos tíos de la menor que encontraron el cadáver, de la expareja sentimental del detenido, de varios vecinos del inmueble, y de seis agentes de la Policía Local y de los Mossos D'Esquadra que intervinieron a la escena del crimen.

Horas después de los hechos, los dos tíos aseguraron que el arrestado se había mostrado violento cuándo quisieron entrar en su piso, asegurándoles que llevaba "todo el día drogándose" y diciéndoles que no les quería dejar pasar porque "no quería problemas con la policía".

A su vez, la expareja del detenido relató que la hija que tienen en común había estado horas antes con su padre, pero que esta le había pedido que la fuera a buscar porque él se estaba comportando de forma "extraña", entrando y saliendo del piso todo el rato. La mujer también apuntó que, cuando eran pareja, había sufrido violencia de género, acoso y numerosas amenazas de muerte.

El acusado culpa a una tercera persona

Mientras tanto, el arrestado y principal sospechoso del crimen de Vilanova está en el módulo psiquiátrico de la prisión Brians 1, después de que la jueza dictara el ingreso provisional por un delito contra la vida, un delito contra la libertad sexual y un delito de detención ilegal.

Fuentes próximas al acusado aseguran que el hombre mantiene la versión relatada ante la magistrada hace una semana, cuando aseguró que él se veía "incapaz" de haber matado a la menor, añadiendo que una tercera persona habría accedido al piso de sus padres y habría cometido el crimen. Durante su declaración también reconoció que años atrás había sufrido un brote agresivo y admitió que el día del suceso había consumido una gran cantidad de droga.