Resolución polémica. La Audiencia de Barcelona ha absuelto a un agente de la unidad ARRO de los Mossos de Esquadra acusado de dar un golpe de porra en la cabeza de un manifestante que protestaba contra la visita del rey Felipe VI en Barcelona el 2018. Dos de las magistradas de la sección quinta precisan que "no está acreditado" que el mosso hiriera al vecino, mientras el tercer magistrado, discrepa, y en un voto particular expresa que sí que se le tendría que haber condenado por un delito de lesiones pero sin la agravante de superioridad. En el juicio, la fiscal pidió la absolución del agente, indicando que sí que cometió el delito de lesiones, pero que se le tiene que aplicar la eximente completa de "cumplimiento del deber". Por su parte, la abogada del herido, Sònia Olivella, d'Irídia, pedía una condena de cinco años de prisión y que abone a la víctima 1.733 euros en concepto de responsabilidad civil.

Irídia ha anunciado esta mañana que presentará recurso de apelación en el TSJC, de una sentencia que considera, "igual que el magistrado que ha emitido un voto particular, contraria a derecho y manifiestamente injusta". Los hechos pasaron la noche del 25 de febrero de 2018, cuando había una protesta en la Via Laietana contra la visita del rey, la primera después de su intervención, validando el A por ellos del 1-O. Iba al Palau de la Música para la cena inaugural del Mobile World Congress. Los Mossos habían puesto vallas en la mayoría de calles que desde la Via Laietana iban al edificio cultural. En la calle Ortigosa y Trafalgar se reunieron una veintena de manifestantes y después fueron más de un centenar por la noche.

Testigos

En el juicio, en la sección 5.ª de la Audiencia de Barcelona, el febrero pasado, el agente explicó que aquel día era el conductor de la furgoneta policial y la custodiaba hasta que su superior, a un sargento, le hizo ir al cordón policial, delante de las vallas por la presión de los manifestantes. "Era una situación muy extrema, nos tiraban latas y de todo, y detrás de nosotros estaba el rey y las autoridades", declaró el agente. Las autoridades entraron en el Palau sin ningún incidente. "No le pegué a nadie en la cabeza, usé el bastón de cintura abajo", repitió el agente. Por el contrario, Francesc Rodena, de 60 años, relató que fue a la protesta "contra la visita del rey español en Catalunya", que todo estaba tranquilo y después la gente empezó a empujar y al estar en primera fila de repente recibió el porrazo en la cabeza. "No hubo ninguna provocación ni advertencias de los agentes, y recibí el golpe y quedé medio aturdido", recordó. De allí lo sacaron y en el hospital le pusieron siete grapas de sutura.

En la sentencia, del abril pasado y conocida hoy, las magistradas Maria Rosa Fernández y Maria del Mar Méndez expresan que con las pruebas y los testigos "no queda acreditado" que el golpe recibido por el manifestante fuera del arma del agente, ante una situación de gran tensión, y, por lo tanto, no se le puede declarar culpable. En el voto particular, el magistrado Ignacio de Ramon, comparte con sus compañeras de tribunal que los testigos "no son objetivos ni imparciales", ya que se mostraron muy contrarios a los mossos. Añade, sin embargo, que los testigos "fueron muy firmes" en la descripción lesiva protagonizada por el agente, y que incluso pidieron a un fotógrafo que lo fotografiara con el fin de identificarlo. Por eso, manifiesta que el agente tendría que haber sido condenado por un delito de lesiones con instrumento peligroso, no obstante sin la agravante de abuso de superioridad, ya que el acusado y los otros agentes "eran agredidos por los manifestantes, que les querían superar."

La letrada de Irídia, Sònia Olivella, ha lamentado que "de nuevo, cuando no hay imágenes de la agresión en concreto y del autor, el sistema de impunidad lo utiliza para desacreditar a los testigos y poner en duda esta actuación policial delictiva". El TSJC revisará la absolución con el recurso de Irídia.