Los campesinos catalanes ya han alertado de que este año será muy malo con respecto a la producción de aceite de la oliva. Las fuertes olas de calor y la sequía acumulada han hecho que las previsiones de este año no sean nada optimistas y auguran que la caída será de entre el 30% y el 50%. Eso hará que los precios escalen todavía más y se sumen a la gran inflación que vivimos desde hace meses.

Según explican desde el sindicato Unió de Pagesos, el clima tan extremo que hemos vivido este verano está teniendo incidencia directa en el sector agrario, que hará que las cosechas sean menores. Aunque los olivos tienen una gran resistencia a las altas temperaturas, el problema ha sido que la primavera fue muy corta y que se pasó directamente de las heladas a temperaturas de verano. Esto, sumado a la falta de precipitaciones de los últimos años, ha hecho que los árboles no puedan asimilar estas variaciones repentinas. En definitiva, los expertos apuntan que el cambio climático está avanzando más deprisa que la capacidad de adaptación de las plantas y alertan de que este fenómeno irá a más en los próximos años.

"Sí que ha habido otras campañas con cifras bajas de producción por cuestiones de floración, pero nunca se había visto una cosecha tan mala provocada por el clima. Además, está el temor a que el problema se siga agravando durante las próximas temporadas. Ya hay campesinos que abandonan", asegura Jordi Pascual, responsable de aceite de oliva de Unió de Pagesos.

Y eso no sólo pasa en nuestra casa, sino que también hay muchos otros territorios que se encuentran en la misma situación. La Asociación Valenciana de Agricultores ha advertido que la producción de olivas a la en el País Valencià se puede llegar a desplomar hasta un 90% y, de hecho, afirman que agricultores valencianos se plantean no emprender las tareas de recolección. Lo mismo pasa en Extremadura, donde los sindicatos calculan que esta será la "peor cosecha de la historia".

¿Por qué las tormentas no son la solución?

Aunque últimamente en Catalunya hemos vivido episodios de lluvias intensas, el cóctel de tormentas y sequía puede ser muy peligroso, ya que provocan inundaciones sobtades.Això se explica por el fenómeno de la hidrofobicitat. En tiempo de sequía, el suelo ahora mismo está seco y duro y tiene unos niveles de humedad muy bajos. Si la lluvia cae en grandes cantidades y a gran velocidad, como pasa con las tormentas, el suelo no puede absorber la humedad y se acumula en la superficie, provocando grandes inundaciones. Este vídeo elaborado por la Reading Meteorology lo ilustra a la perfección.

Así pues, para revertir una sequía el ideal sería una lluvia ligera pero continuada durante varios días con el fin de dar a la tierra tiempo para absorberla. Un escenario difícil de imaginar en un momento de máxima crisis climática en nuestro país.