El verano ya está muy cerca. ¿Y tú? ¿Ya tienes pensadas tus vacaciones? En nuestro país hay muchos rincones que son auténticos tesoros y el turismo de proximidad puede ser una muy buena opción. Por eso, hoy te regalamos una idea: Tarragona. Una ciudad de gran personalidad, de pura esencia mediterránea, con un pasado romano bimilenario reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Tarragona es historia viva, gastronomía, naturaleza y cultura de mar. Una ciudad en movimiento los 365 días del año, con múltiples actividades capaces de despertar emociones en un destino que te invita a conocerla y descubrirla de forma pausada, sin prisas, saboreando cada rincón. El Anfiteatro romano, las playas de arena fina, su luz cálida, el barrio marinero, los espacios verdes para desconectar... ¡Te explicamos todo lo que no te puedes perder!

Un patrimonio reconocido mundialmente, muy cerca de ti

El primer motivo por el que te recomendamos visitar Tarragona es, sin duda, por la posibilidad de adentrarte en el pasado. Se trata de una ciudad sorprendente donde se puede descubrir una civilización milenaria: cenar bajo las vueltas del circo romano, perderse por los callejones del casco antiguo donde se conserva intacta la esencia de la ciudad medieval o hacer un vermú inmerso en más de 2.000 años de historia. ¡Este es el auténtico Patrimonio de la Humanidad de Tarragona! Un patrimonio hecho de monumentos trascendentales por la historia, de rincones capaces de trasladarte a épocas romanas, medievales, modernas y modernistas; pero también un patrimonio hecho de personas, de historias humanas, de pequeños momentos y de emociones.

Con el fin de adentrarte en este apasionante viaje de retorno al pasado, el primer paso es descubrir cómo era Tàrraco en su época de mayor esplendor, el siglo II. Y eso es posible gracias al mapping de Tàrraco y la maqueta a escala 1:500 ubicada en la Volta del Pallol. Muy cerca de allí, arranca un Paseo Arqueológico por las Murallas que protegían el perímetro urbano. También siguen de pie tres torres, destacando la del Arzobispo y la de Minerva, con el relevo y la inscripción latina más antigua de la península.

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© Rafael López-Monné / Tarragona Turisme

El Templo, recinto de culto, estaba ubicado en el actual Pla de la Seu, y en el claustro de la Catedral se conservan vestigios de un pórtico. Un paseo por las calles de la Parte Alta (centro histórico) permite contemplar partes del Foro Provincial. Otra parada obligada es el Museo Nacional Arqueológico, que desde el siglo XIX alberga, entre otros, valiosos restos romanos, como fragmentos arquitectónicos, esculturas, mosaicos, cerámicas, e incluso un lienzo de muralla. Actualmente, está en obras y se puede visitar su colección en el Tinglado 4 del Moll de Costa, cerca del puerto.

El Circo, con capacidad para 25.000 espectadores, era el escenario donde se disputaban las famosas carreras de carros, entre ellas las de cuadrigas, tan recreadas por el cine. La monumental fachada, las gradas y, sobre todo, las vueltas, sumergen al visitante en un auténtico y apasionante túnel del tiempo. Pero sin lugar a dudas, el gran símbolo de la Tàrraco romana es el Anfiteatro, donde unos 14.000 espectadores asistían a los combates de gladiadores, luchas con fieras y ejecuciones públicas. Sentarse en sus erosionadas graderías cortadas en la roca, con la brisa del Mediterráneo siempre presente, es impregnarse de la más pura esencia de una cultura milenaria.

Más allá de Tarraco

La ciudad fue un importante enclave eclesiástico en la época medieval, de cuyo arte religioso y señorial han perdurado magníficas muestras. Son ejemplos las iglesias de Sant Pau o Santa Tecla la Vella, además de la Torre del Pretorio y la Catedral de Tarragona. Su conjunto escultural es uno de los más destacables del arte románico en Catalunya. ¡No te la puedes perder!

En este sentido, la Parte Alta también es uno de los esenciales. El centro histórico de Tarragona es un laberinto de callejones que atrapan al visitante con la magia de un pasado que cobra permanente vida en el presente. Y para contemplar unas vistas espectaculares, el mejor lugar es el Balcón del Mediterráneo.

Disfruta de la mejor gastronomía

¿Y a quién no le gusta disfrutar de una buena comida con sello del territorio? Una de las mejor partes de hacer turismo es, sin duda, la gastronomía y la tarraconense tiene sabor inequívocamente de mar. Uno de los platos estrella es la cazuela de romesco, elaborada con ingredientes 100% mediterráneos. El mar aporta a la cocina todo tipo de marisco, la gamba roja de Tarragona y su Pescado Azul, reconocido con la Q de calidad, que se puede degustar en toda su esencia en el barrio marinero del Serrallo. También tienen un notable protagonismo en su gastronomía los arroces y los sabrosos fideos dorados. Finalmente, para casar todas estas delicias gastronómicas, y haciendo honor en sus raíces romanas, nada mejor que los excelentes vinos de la D.O. Tarragona, entre los cuales se incluyen mistelas y rancios, ideales para acompañar postres.

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© Rafael López-Monné / Tarragona Turisme

Además, hay varios acontecimientos que contribuyen a hacer valer la gastronomía tarraconense, como las Jornadas Gastronómicas del Romesco; Tarraco a Taula (mayo), dentro del Festival Tàrraco Viva, con platos inspirados en recetas romanas; la Feria del Vino D.O. Tarragona (junio), o la Fiesta del Vino Novel, la Embutada, en otoño.

Un espacio de (des)connexión

En Tarragona también encontrarás playas y calas para escoger y remover en una costa sorprendente de 15 kilómetros, que se caracterizan por la arena muy fina y de color dorado, que ha dado nombre en la Costa Dorada. ¡Tú escoges! Si la quieres cerca del entorno urbano, está la playa del Miracle y la Arrabassada; si prefieres una más pequeña, la Savinosa o la de los Capellans; si quieres arena infinita, la Platja Llarga; si buscas más intimidad puedes optar por las calas del Arboçar, la del Becs y la Cala Jovera; y si quieres una imagen de postal, en la Mora y Tamarit.

Además, hay un ecosistema muy rico, donde se encuentran los seres vivos de mar con los del suelo, de manera que hay una gran diversidad: plantas adaptadas a la sal, plantas que fijan las dunas de arena, pájaros que aprovechan el agua de los pantanales, etc. Son ejemplos la Punta de la Mora o la desembocadura del río Gaià.

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© Rafael López-Monné / Tarragona Turisme
Vive una experiencia marinera

En este sentido, también recomendamos visitar el barrio del Serrallo, distinguido por la Agencia Catalana de Turismo como barrio marinero y situado en el extremo meridional del puerto y al lado de la desembocadura del río Francolí, se gestó a mediados del siglo XIX y abriga el muelle pesquero, en sus vetustas barcas. Sus conjunto de casas de fachadas coloridas y baja altura, en el abrigo de altas palmeras, le confieren un aire muy pintoresco y fotogénico. El conjunto lo complementan las animadas terrazas de sus restaurantes, donde se puede degustar el mejor pescado y marisco y la cocina típica de Tarragona con su plato insignia, el romesco. La Lonja, donde cada día se subasta el pescado, el antiguo edificio del Poso de Pescadores, rehabilitado para actividades culturales, el Museo del Puerto y la singular iglesia de Sant Pere, del siglo XIX y dedicada al patrón de los pescadores, son algunos de los suyos atractivos, junto con la importante oferta gastronómica.

Una ciudad viva

Aparte de toda esta riqueza, es una ciudad donde la fiesta no para nunca. En Tarragona la historia trasciende a las piedras, se escapa de los libros y cobra auténtica vida. Estos son solo algunos planes de los muchos que encontrarás durante todo el año en la ciudad:

  • Tàrraco Viva: Está reconocido como el festival cultural de época romana más importante de Europa. Cada mes de mayo tiene lugar un extraordinario ejemplo de la perseverancia de esta ciudad al hacer la historia atractiva y accesible para todo el mundo.
  • Tarragona ciudad de castells: Del 24 de junio al 24 de septiembre con las mejores festividades castelleres. Se incluyen las actuaciones del miércoles a las 20h en torno a la Catedral, del 28 de junio al 6 de septiembre (a excepción del 16 de agosto).
  • Santa Tecla: Según los expertos, es una de las fiestas más interesantes de Catalunya. La celebración hunde sus raíces en el Corpus medieval pero la fecha, el 23 de septiembre, recuerda curiosamente el nacimiento de Augusto.
  • Sant Magí: El agua es una de las protagonistas de la fiesta, desde la milagrosa del Santo hasta la más desenfadada de la verbena remojada. La fecha, el 19 de agosto coincide con la muerte de Augusto. ¿Casualidad?
  • Carnaval: La vieja Tàrraco revive los desfiles carnavalescos en honor a Isis con más plumas, foco y espectáculos de fantasía, como el Disfraz de Oro. Se ha convertido en uno de los grandes carnavales del país.
  • Semana Santa: El Viernes Santo miles de cirios y hachas iluminan los callejones medievales del casco antiguo (Parte Alta). El escenario es muy evocador. Es la procesión del Santo Entierro, la más multitudinaria.
  • Ruta medieval: En sus pies se extiende una trama de calles medievales donde se mezclan historias de guerreros normandos, templarios y poderosos arzobispos.
  • Ruta modernista: Desde la barandilla del Balcón del Mediterráneo hasta el teatro Metropol, diseñado por Josep Maria Jujol, la ciudad cuenta con interesantes ejemplos del modernismo catalán, como el mausoleo de Jaime I de Lluís Domènech i Montaner.
  • Tarragona 1800: El otoño es la época de las jornadas que recuerdan la Tarragona que sufrió el terrible asedio en manos de las tropas napoleónicas. Dicen que fue el más cruento de la Guerra del Francés.

 Aquí puedes consultar la agenda festiva de la ciudad.

Territorio de castillos

Los castillos también son patrimonio de la humanidad y otro de las señales de identidad de Tarragona. La ciudad acoge a cuatro grupos (Xiquets de Tarragona, Colla Jove Xiquets de Tarragona, Xiquets del Serrallo i Colla Castellera Sant Pere i Sant Pau), la ejemplificación visual que la unidad hace la fuerza y un auténtico espectáculo. De junio a septiembre, Tarragona acoge varias festividades castelleres; y con carácter bienal –los años pares–, la Tarraco Arena es suyo, en octubre, del mayor espectáculo del mundo casteller: el Concurso de Castells, en el cual compiten los principales grupos de todo Catalunya. También con el objetivo de dar a conocer los castillos al turismo que llega a la ciudad, en verano tiene lugar la Tarragona Ciutat de Castells, con exhibiciones delante de la Catedral.

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© Rafael López-Monné / Tarragona Turisme

➡️ Consulta aquí la agenda castellera de esta temporada a partir del 7 de junio.

Tarragona lentamente: caminos para reencontrar equilibrios, evocar el pasado, descubrir futuros

Una red de casi 100 km de caminos señalizados conecta la ciudad con el campo y la costa, así como con los municipios vecinos. Caminos, algunos de origen romano, que descubren rincones insospechados. El entorno natural que rodea la ciudad es ideal para la práctica del senderismo gracias a los 75 kilómetros de rutas señalizadas denominadas Caminos de Tarragona. Se trata de una red vial que muestra cómo se conectaban los campos y pueblos de sus alrededores; antiguos caminos de carro, de herradura y sendas que nos transportan a los orígenes del municipio. El más completo es la Anilla Verde, que une las desembocaduras de los ríos Francolí y Gaià a lo largo de 34 kilómetros y que se pueden recorrer en tramos, tanto a pie como en bicicleta.

¿Y tú? ¿A qué esperas para descubrir esta maravillosa ciudad? Entra aquí para empezar a planificar tu viaje.