El 4 de diciembre de 1997, Ana Orantes puso voz a la violencia machista. En el programa de Canal Sur, "De tarde en tarde", presentado por Irma Soriano, Orantes relató cómo había sido víctima de maltrato durante 40 años por parte de su exmarido. "He estado cuarenta años que no me podía acercar a una ventana, por si venía un hombre y me saludaba. He tenido que llevar cuello alto (...) he recibido palizas un día, otro y el del medio también". Su testimonio llegó cuando ya era libre, ya que después de denuncias acumuladas finalmente le dieron la separación por sentencia judicial, aunque el fallo la obligaba a seguir conviviendo con él, en la misma casa, pero en diferentes plantas.

Fue la primera mujer que expuso su caso en televisión, una entrevista que le costó la vida porque solo 13 días después, el 17 de diciembre de 1997, su exmarido y maltratador, José Parejo, la asesinó, quemándola viva, después de una brutal paliza. Un crimen que marcó un antes y un después en España, que removió la conciencia social y puso cara y nombre a la violencia machista para situarla en la primera línea informativa, en una sociedad que todavía buscaba intentar justificar al asesino. Su exmarido fue condenado a 17 años de prisión por el asesinato.

Ley contra la violencia de género

El caso de Ana Orantes desembocó el año 2004 en la aprobación de la ley que convertiría la violencia de género en una cuestión pública. La ley aprobada por el gobierno de Zapatero cubrió desde la prevención y la atención asistencial de las víctimas a la tipificación penal de los delitos cometidos por los agresores. Además, esta ley estableció que esta violencia es estructural y específica contra las mujeres. Uno de los primeros grandes éxitos de esta norma fue sacar del ámbito privado la violencia de género y el reconocimiento en el ámbito jurídico. Su entrada en vigor se tradujo en un aumento del número de denuncias, y contribuyó a crear una serie de herramientas para ayudar a las víctimas, como el servicio de información y asesoramiento telefónico 016.

El primer golpe

La participación de Orantes en el programa duró 40 minutos en los cuales narró los golpes y las vejaciones a las cuales la había sometido su exmarido durante 40 años de matrimonio. Ana explicó cómo había empezado su calvario, ella y su exmarido se casaron con 19 años, cuando hacía tres meses que habían empezado la relación. "Mi padre me lo decía: este hombre no te conviene. Deja a este hombre, no me gusta para ti", explicaba ella. Ana se trasladó a vivir con sus suegros y aseguró que "mi suegra tenía una criada, pero cuando llegué yo, la echó". Desde entonces sería tarea de Ana. Según explicó, la primera bofetada llegaría a los tres meses de estar casados. En la casa, una planta baja, no había lugar para tender, así que iba y venía a casa de su madre, "la primera guantá llegó cuando volvía con la colada". Tuvo que ir caminando y estaba lejos. Según su marido, tardó demasiado.

"Yo no sé hablar, no sé expresarme", apuntaba irónicamente recordando las palabras que le decía a su marido. "He sido chiquitina, pero no fea, era bonita, ahora no valgo un duro como dice él", un hombre que "me pegaba y después me decía que le perdonara, que eso no iba a pasar más, que no le hiciera caso a un borracho. Yo le creía porque tenía 11 hijos [tres de ellos murieron] y no tenía dónde irme, tenía que aguantarlo, paliza sobre paliza y todo lo que me llamaba". "Me pegaba y me hacía daño, pero más me duele lo que ha hecho con mis hijos", confesó. "Él venía borracho y no respetaba ni la cuarentena". El alcohol, las mujeres y el juego conformaban su patrón. "Venía, se me daba una paliza. Porque estaba este vaso así, así no tenía que estar. Si estaba la silla aquí, aquí no tenía que estar la silla...", relataba la mujer. "Era salir del taller y entrar en la taberna. Venir borracho perdido", contaba la mujer.

En uno de los momentos más duros del relato, Ana Orantes también explicó que sus hijos sufrieron maltratos, e incluso lo acusaba de haber abusado de dos de sus hijas. "Un día vengo de comprar y me llama una vecina: tu hija está en el sanatorio, se ha tomado un tarro de pastillas. Salí corriendo para ver qué había pasado. Me dijo el médico que la niña le había dicho que a su padre lo estaba tocando y que no podía llamárseme nada porque sabía que su padre me mataba a mí a palos después". No se equivocaba, Ana pidió explicaciones a su marido, discutieron. "Me pegó. Le dije que si le hacía alguna cosa a mi hija le iba a denunciar y le iba a meter en la prisión".

El baile de la polémica

Ana Orantes explicó una de las duras situaciones que tuvo que vivir, que llegó después de un baile para celebrar el Corpus. El primer día de fiesta, su marido fue solo, y según le comentaron algunos familiares, estuvo toda la noche bailando con una mujer. El segundo día lo acompañó, y la dejó sentada mientras él volvía a bailar con la misma mujer que el día anterior. Orantes relataba que empezó a sonar un pasodoble y un primo de su marido, la invitó a bailar, ella se negó "tu primo me mata, no, no". Él insistió, "él está bailando con otra mujer". El primo, para que estuviera tranquila, le pidió permiso a su marido para bailar con ella, aceptó y finalmente, bailaron.

"Acaba el baile a las seis de la mañana", explica, "vamos andando...Me pilló en un callejón y, con los puños cerrados, me cogió sobre la pared. Todos los puñetazos me los daba en las sienes. En muchos me dejaba medio muerta. Me hacía el boca a boca. Cuando respiraba otra vez, me daba otra vez de puño". Un vecino que lo vio, lo frenó: ¡"pero estás matando a tu mujer! Si le das otra vez de puño voy en el cuartel de la Guardia Civil". Ana estaba absolutamente aislada por el que entonces era su marido incluido, veía a su familia a escondidas y tampoco tenía permiso para hablar con nadie. Él le prohibió incluso ser madrina en las bodas de uno de sus hijos. "Te engancharás de un tío que no conoces (el padrino), al hecho de que el tío se friegue contigo. Tú no tienes vergüenza. No puede ser". Así acabó su relato con una sonrisa final.

"Era decir a la víctima soy yo"

Raquel Orantes, su hija, que estaba presente en el plató del programa de Canal Sur, ha asegurado que sintió mucha admiración por su madre por "su valentía para explicar y analizar le pasaba. Para ella fue importante, era decir a la víctima soy yo". En una entrevista este jueves en Canal Sur, Raquel ha explicado que Ana había denunciado a su exmarido en una infinidad ocasiones, pero en aquella época todo lo que se hacía era arresto domiciliario para el agresor con que era peor. Además, si ella se iba de la casa era abandono de hogar. Según afirma, para ella y sus hermanos es importante mantener el testimonio de su madre que era "puro amor, generosidad, empatía, era un ser maravilloso, un ser de luz".