El año 2018 se marcharon al resto de España más ciudadanos que los que vinieron a Catalunya, lo que supone un cambio de tendencia después de cuatro años con saldo migratorio positivo. Según el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat), el saldo en el 2018 fue negativo, con -2.689 personas, un resultado que no se producía desde el 2013.

Los resultados fueron negativos en 23 comarcas, como el Barcelonès (-1.020), el Vallès Occidental (-680) y el Baix Llobregat (-616). Los saldos positivos más elevados se registraron en Osona (329), la Garrotxa (185) y el Segrià (134). La única franja de edad donde se observaron más personas que llegan que las que se marchan de Catalunya es la que va de los 20 a los 34 años.

Por nacionalidades, la española tiene un saldo negativo con el resto del Estado, mientras que con la extranjera pasa el contrario.

Con respecto a los movimientos migratorios hacia o desde el extranjero, el año 2018 llegaron a Catalunya 177.216 personas, un 16,7% más que en el 2017. En cambio, 78.003 ciudadanos se marcharon fuera, un 17,5% menos que el año anterior.

El saldo migratorio externo es positivo en todas las comarcas. Las tasas de migración neta más altas corresponden al Barcelonès (22,0‰), la Cerdanya (17,2‰) y el Tarragonès (16,1‰). Las tasas más bajas se registran en la Conca de Barberà (0,3‰), el Pallars Sobirà (2,3‰) y el Garraf (2,4‰).

Además, el año 2018 se registraron 255.564 cambios de residencia entre municipios de Catalunya, un 8% má, cifra que representa un incremento del 8% con respecto al año anterior.