Con respecto al coronavirus, todavía hay muchas dudas sobre en qué medida se produce la transmisión entre los diferentes casos como los asintomáticos o las personas que ya lo han superado. Lo que sí que se sabe es que existe un riesgo en el simple hecho de hablar, toser o estornudar. El virus se desplaza hasta metros de distancia y entra en el organismo de otra persona a través de la nariz, boca u ojos.

En este vídeo de la agencia estadounidense Reuters, se puede ver como, en cuestión de segundos, el virus se transmite a metros de distancia.

En la primera parte del vídeo se aprecia la gran carga vírica que se puede llegar a transmitir entre los miembros de una mesa de cuatro. Con una escala de colores, nos muestra de frío a cálido el peligro de transmisión de las gotículas respiratorias. Cuanto más cerca estén las dos personas, más posibilidad de contagio hay.

No hay que olvidar, sin embargo, que también hay posibilidad de transmisión a cierta distancia o incluso en lapsos temporales diferentes, porque las partículas del virus se mantienen en la superficie hasta la desinfección.

Teniendo en cuenta eso, parece que la mejor protección es la máscara completa. De hecho, en el segundo vídeo se aprecia como este tipo de máscara protege de los patógenos externos y también evita que las gotículas se desplacen hacia otras personas. No es perfecto, pero mucho más eficiente que las mascarillas obligatorias.

En la última parte del vídeo, se muestra la diferencia entre mantener la distancia de seguridad o no. Separarse un par de metros de las personas, especialmente de las que tenemos en frente es mucho más seguro a la hora de evitar contagios.

Todo el vídeo es una demostración de un estudio científico que muestra la necesidad de utilizar las mascarillas y mantener la distancia de seguridad, incluso en nuestro entorno próximo. Concienciarse de la eficacia de dispersión del virus es fundamental para evitar los contagios y parar la segunda ola del virus. Es imprescindible no olvidar el peligro que supone en ningún momento, ni siquiera en las situaciones relajadas como reuniones sociales, en el transporte público o en un restaurante.

Fotografía principal: Gimnasio midiendo la temperatura a una abonada en el acceso / Sergi Alcàzar