La obesidad es una de las pandemias más peligrosas del siglo XXI y es un factor de riesgo para el desarrollo de múltiples enfermedades y el aumento de la peligrosidad de las mismas, como ha ocurrido con la Covid-19. Existen diversos estudios que analizan por qué algunas personas tienen un mayor predisposición a desarrollar esta patología.

Un equipo de científicos de la Universidad de Indiana cree que una proteína específica del estómago juega un papel importante en la progresión de la obesidad, según una nueva investigación publicada en la revista Nature Scientific Reports. El estudio podría facilitar el desarrollo de terapias que ayudarían a las personas que luchan por lograr y mantener la pérdida de peso.

El estudio

Los investigadores se centraron en la gastroquina-1 (GKN1), una proteína producida de forma exclusiva y abundante en el estómago. Investigaciones anteriores ya habían concluido que la GKN1 es resistente a la digestión, lo que le permite pasar al intestino e interactuar con microbios en el intestino. En el estudio, los investigadores muestran que la inhibición de GKN1 produce diferencias significativas en el peso y los niveles de grasa corporal en comparación con cuando se expresó la proteína.

“Si bien la dieta y el ejercicio son fundamentales para mantener un peso saludable, para algunas personas que luchan con la pérdida de peso, incluso en los casos de cirugía bariátrica, mantener la pérdida de peso puede ser un desafío”, asegura David Boone, profesor asociado de microbiología e inmunología en IU School of Medicine, profesor adjunto en el Departamento de Biología de la Universidad de Notre Dame y coautor del estudio.

AdelgazarLa inhibición de la proteína GKN1 parece ser clave para adelgazar

Boone y su equipo realizaron un análisis de microbioma de modelos de ratón con y sin la proteína GKN1 expresada. Los investigadores midieron la ingesta de alimentos, la extracción de calorías, los niveles de azúcar en sangre, insulina y triglicéridos. Utilizaron las imágenes de resonancia magnética para monitorizar la composición corporal. El equipo también calculó el gasto de energía y observó los niveles de inflamación.

Así, los modelos sin GKN1 pesaban menos y tenían niveles más bajos de grasa corporal total y porcentajes más altos de masa magra, a pesar de consumir la misma cantidad de alimentos. Cuando se sometió a una dieta alta en grasas, los modelos sin GKN1 mostraron resistencia al aumento de peso, aumento de la grasa corporal e inflamación hepática, lo que puede provocar una enfermedad hepática. Los investigadores tampoco encontraron evidencia de efectos adversos como cáncer, diabetes, pérdida de apetito, malabsorción o inflamación, y los resultados fueron consistentes en modelos masculinos y femeninos.

Si bien se necesita más investigación para determinar la eficacia del bloqueo de GKN1 para prevenir la obesidad, los investigadores dijeron que si se demuestra como una solución viable, las terapias podrían reducir la carga sobre los sistemas de atención médica y ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes.