La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que durante 2018 los casos de sarampión en Europa asciendieron a 82.596, el número más alto registrado en esta década y el triple que el año anterior. Y lo que es aún más preocupante: ya en 2017 se triplicaron las cifras de 2016. Más del 90% de los afectados son de diez países, entre los que se encuentran Francia, Italia y Grecia. Aunque es Ucrania quién lidera la lista, con 10 veces más casos que el siguiente, Serbia. Las muertes por la enfermedad también han aumentado, concretamente de 42 en 2017 a 72 el pasado año. Los expertos de la OMS han subrayado que estas cifras demuestran que la situación es “preocupante” en el Continente.

Sin embargo, aunque estas cifras bien podrían ser achacables al movimiento antivacunas –de hecho la OMS lo ha situado como uno de los grandes retos de este año 2019– los datos parecen ofrecer otra realidad. Según esta Organización, los países europeos alcanzaron la cobertura de vacunación más alta tanto para la primera como para la segunda dosis de la vacuna contra el sarampión, concretamente el 95 y el 90% respectivamente.

Entonces… ¿qué puede estar ocurriendo? El caso de Ucrania es especial. El conflicto con Rusia ha provocado que las tasas de vacunación contra sarampión, paperas y rubéola hayan disminuido considerablemente. Pero esto no es aplicable al resto de Europa. Según la OMS, aunque las cifras medias regionales de vacunación están aumentando, “se pueden estar produciendo brechas a nivel local”, que explicarían este aumento y que podrían deberse a comunidades que no están totalmente concienciadas de la necesidad de vacunar a los niños. Lo cierto es que el aumento de la vacunación no está logrando detener el avance de la enfermedad.

El sarampión es una infección causada por un virus que se manifiesta en forma de exantema en la piel, fiebre alta y debilidad. Normalmente afecta a los niños y, aunque no tiene un tratamiento específico, no suele tener complicaciones, aunque si estas se producen puede convertirse en una enfermedad potencialmente peligrosa que derive en neumonía o inflamación en pulmones y cerebro. Según la OMS, el sarampión es la primera causa de muerte infantil prevenible por vacunación.